Las Palmas ofrece sus dos versiones



CONTRACRÓNICA | Si el primer acercamiento al área rival de la Unión Deportiva Las Palmas llega antes de los veinte segundos de partido es porque algo ha cambiado en este equipo. El chip de la verticalidad que ha implantado Paco Herrera en la mente de los jugadores amarillos comienza a vislumbrarse sobre el verde. Araujo tuvo la primera ocasión antes del primer minuto tras de recibir un pase vertical que le llegó desde la medular. No pudo engatillar con efectividad en la primera que tuvo pero a la siguiente no perdonó.

Javi Castellano presiona a Pep Martí / Imagen: RCD Mallorca.
Javi Castellano presiona a Pep Martí / Imagen: RCD Mallorca.

El atacante argentino es puro vértigo. La pide constantemente en la los últimos treinta metros y cuando recibe no se lo piensa, tiene la meta rival entre ceja y ceja. En el minuto once del partido el argentino encaró a dos defensores, realizó dos bicicletas para buscar un espacio libre hacia la portería y disparó con la red como objetivo. El tiro no era limpio, rechazó en un defensa, pero el destino fue el mismo que el del pasado fin de semana: gol. La pelota se elevó sobre la cabeza del guardameta Cabrero y besó las mallas para adelantar al conjunto canario.

Fue una primera parte muy buena la de la Unión Deportiva, marcada por la presión alta en campo rival que daba lugar a situaciones tan diversas como una recuperación de balón de David Simón más allá de la línea que marca la mitad de la cancha o un robo de Hernán en tres cuartos de campo. Los hombres de Herrera mordían y generaban ocasiones, eran vertiginosos. Sin embargo, una volea de Pep Martí desde fuera del área tras un rechace de la defensa al despejar un córner supuso el empate en el marcador, injusto hasta entonces. Al filo del descanso, Araujo pudo anotar su doblete pero su rematé en el área pequeña se estrelló en el larguero.


La segunda mitad, no obstante, presentó un guion distinto. Quizá ser las primeras semanas de competición o puede que porque ambos tenían miedo de perder lo que ya habían obtenido, pero el ritmo del encuentro bajó mucho en cuanto a intensidad. La escuadra grancanaria sufrió las acometidas de los baleares durante los primeros veinte minutos del segundo acto pero encontró antídoto al acoso con una maniobra orquestada desde el banquillo. El técnico catalán de la UD dio entrada al terreno de juego – en deplorables condiciones – a Juan Carlos Valerón y el equipo encontró en él un desahogo ideal a quien ceder el cuero. A pesar de la pausa con la que se desarrollaba el juego, los amarillos no perdían la cara al partido y Herrera decidió introducir a Asdrúbal para que imprimiese la garra y el descaro que le habían faltado a los flancos ofensivos del equipo en el segundo tiempo, pero el de Guanarteme no pudo ser el héroe esta vez.

En definitiva, Las Palmas jugó dos partes muy diferenciadas en cuanto al ritmo de juego y supo adaptarse a ambas circunstancias. Verticalidad e intensidad en el primer capítulo y oficio equilibrado con la premisa de mantener el balón para no sufrir, en el segundo. El equipo suma un punto meritorio en un campo complicado que sabe a poco pero las sensaciones que transmite este combinado siguen siendo muy positivas.