Balones a Roque, por Nauzet Robaina



OPINIÓN | Por estas fechas hará un año de la primera vez que mi padre me acompañó al Anexo para ver un partido de Las Palmas Atlético. Ver un partido de fútbol un domingo por la mañana era un plan difícil de de rechazar para alguien que lleva viendo este deporte durante toda su vida y que aún no se ha aburrido de él. El filial ganó, y mientras nosotros salíamos de allí, le pregunté quién le había gustado más. “El ocho es el bueno”, contestó sin titubeos. “Es el que hace jugar al equipo y es un pulmón, no para de correr”, añadió.

Aquel fue el primer día que mi padre iba al Anexo y, desde entonces, prácticamente no dejó de ir a ningún partido. Había que ver jugar al ocho. Tampoco había que ser un erudito para darse cuenta de que Roque Mesa jugaba a un nivel superior, ya no sólo respecto a los jugadores del propio equipo, sino al resto de futbolistas de otros conjuntos de la categoría.

Mediocentro, interior, mediapunta… es difícil definir un perfil concreto sobré dónde juega Roque. Lo han probado en todos sitios y en todos lo hace bien. También ha sido utilizado como parche en ocasiones puntuales como lateral izquierdo y como lateral derecho, vale para todo, pero a nadie se le escapa que donde desarrolla su mejor fútbol es en la parcela ancha. Y ahí es donde parece que va a ser un jugador importante para Paco Herrera durante esta temporada.


Jugó su primer partido como titular de la temporada en la tercera jornada ante el Lugo y su actuación fue lo suficientemente meritoria como para opositar a ser un miembro permanente en el once inicial. En un centro del campo en el que Javi Castellano y Hernán se encargan de la recuperación, el teldense tiene libertad para dirigir al equipo a su antojo como ya hacía el año pasado con la vela chica.

En Segunda ya no es tan superior a los adversarios que circulan por su zona de influencia pero la intensidad que imprime a cada acción provoca que en muchas ocasiones siempre salga favorecido de la jugada. Es precisamente esa manera de jugar tan guerrera la que provoca que Roque se erija en un futbolista vital a la hora de llevar a cabo la idea de la presión alta que quiere implantar el técnico en su obra. Si además de esa lucha constante sobre el césped regala al público gestos técnicos como los del pasado domingo, bienvenido sea.

No es un canterano usual, se consolida en el primer plantel con 25 años y después de haber tenido que demostrar su valía jugando dos años consecutivos en Segunda B – uno de ellos fuera de la disciplina amarilla -. Sin embargo, el que fuera capitán general de Las Palmas Atlético el pasado curso ya es un hombre importante en el primer equipo y hay que darle los galones que merece.

La elaboración del fútbol vertical que quiere Herrera nace en sus botas y a él es a quién habrá que acudir cuando los partidos se atasquen y las defensas rivales se encierren. Su dorsal es otro pero su fútbol no ha cambiado. Así pues, como balones al quince, que es el bueno.

[box size=»large»]nrobaina_200por Nauzet Robaina
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