Los cero goles encajados en los dos últimos encuentros que ha disputado el equipo de Paco Herrera contrastan con los siete recibidos en los cinco partidos inmediatamente precedentes. Tras la derrota en el Ángel Carro el equipo ha mejorado sus números y la fortaleza defensiva vuelve a ser un pilar fundamental.
Le preocupara el técnico de la Unión Deportiva Las Palmas la sangría de goles recibidos por su equipo durante los primeros encuentros del año natural. Los tres goles encajados en el extraño enfrentamiento ante el Real Zaragoza no fueron pura casualidad. Posteriormente, Deportivo Alavés, Mallorca y Lugo consiguieron superar también la portería defendida por Casto Espinosa en sus respectivos enfrentamientos ante los amarillos, debilitando así la fama de equipo sólido y fiable en defensa que hasta entonces atesoraba Las Palmas.
Sin embargo, algo ha cambiado en las últimas dos semanas. Después de la derrota en el Ángel Carro el cuadro canario encadena dos partidos sin recibir ningún gol, en los que además tampoco ha cedido demasiadas oportunidades a los rivales para que esa situación se dé.
Frente al Racing de Santander en el Estadio de Gran Canaria, Las Palmas fue muy superior al combinado cántabro y el dominio del esférico suyo casi por completo. Asimismo, el planteamiento del bando visitante en aquel partido tampoco invitaba a un continuo intercambio de golpes entre ambas escuadras, pero lo cierto es que el combinado canario se marchó a vestuarios a final de los noventa minutos con la sensación de no haber tenido en peligro, casi en ningún momento, la ventaja de la que disponía tras su tanto inicial. Sólo hubo una ocasión de verdadero peligro para el conjunto santanderino y se produjo casi al final de un choque en el que los grancanarios debieron sentenciar antes.
El pasado sábado la historia no fue muy diferente. La Unión Deportiva visitaba un Estadio de Santo Domingo en el que otros años había recibido goles de todos los colores pero del que en esta ocasión se iba a ir con la satisfacción de no haber tenido que sacar de centro del campo más de una vez en el transcurso del partido, la que era necesaria para dar comienzo al juego.
Así las cosas, a la conclusión del encuentro el entrenador se mostraba orgulloso en sala de prensa de que sus hombres hubiesen frenado al fin la sangría de goles recibida últimamente. «Valoro mucho haber dejado la portería a cero», comentaba el máximo responsable técnico. No es para menos. De cara a lo que le viene encima a Las Palmas en las tres próximas jornadas, haber recuperado la fortaleza en defensa es una de las mejores noticias que podría haberse dado.