CONTRACRÓNICA | Correr hacia arriba, replegar hacia atrás, recuperar para salir de nuevo al ataque, y recular nuevamente antes de poder tomar algo de oxígeno. Las Palmas se lleva un punto de El Molinón tras haber disputado un encuentro que exigió al máximo a los futbolistas del equipo amarillo. El partido fue incluso más abierto de lo que se podía esperar y sobre el césped se orquestó un descontrol en el que ninguno de los dos conjuntos fue capaz de poner pausa. En ese contexto de continuo ir y venir, nadie resultó vencedor y el reparto de puntos deja a los canarios en lo más alto de la tabla.
Preveía Paco Herrera que este encuentro ante el Sporting de Gijón iba a ser bien distinto a todos aquellos partidos que había jugado la Unión Deportiva en el último mes y medio. Ante un rival directo, que además jugaba en su propio estadio, sólo cabía esperar un duelo en el que el contendiente del cuadro canario propusiese un juego mucho más ofensivo del que habían planteado todos los contrincantes a los que se había medido el líder de Segunda en los últimos tiempos. Y así fue, el equipo de Abelardo se contagió del ímpetu que aportaba un recinto futbolístico lleno hasta la bandera y salió al ataque sin rehuir el intercambio de golpes ante el equipo más goleador de la categoría.
Así, con la valentía por parte de ambos de ir hacia arriba pero sin descuidar el hecho de defender la meta propia, el guion del encuentro fue el de una carrera de ida y vuelta en el que los centrocampistas no pudieron tomar el control del juego y los jugadores de banda se desfondaron – excepto David Simón e Isma López, a los que le sobran pulmones para ellos y para otros dos más -.
Hubo tal descontrol que las ocasiones en ambas área se sucedían de manera continua. La tuvo Vicente y respondió Muñiz, lo intentó de lejos Nauzet y Guerrero puso en aprietos a la defensa amarilla, de área a área, golpe tras golpe, uno y otros. Y en medio, la nada. Un ‘correcalles’ en el que ninguno de los dos equipos era capaz de anotar un gol.
De hecho, ninguno de los goles se produjo en una acción rápida o de contragolpe. Todo lo contrario. Un penalti, dudoso, fue lo que propició que la escuadra asturiana se adelantase en el marcador mientras que una jugada rocambolesca en el área del Sporting acabó con un remato forzado de Aythami que entró en la portería. Dos goles muy feos para un partido tan bonito. Tan bonito y tan alocado, en el que ninguno de los dos sale vencedor pero tras el cuál Las Palmas sigue liderando la tabla antes de recibir al Real Betis.