CONTRACRÓNICA | Dichosos aquellos arquitectos que osen compararse con Paco Herrera a la hora de levantar el muro que haga falta para defender un tesoro. Por lo civil o lo criminal, Las Palmas necesitaba volver a ganar fuera de casa y así debió entenderlo el entrenador cuando decidió situar una línea de seis defensores durante el último cuarto de hora de partido con el fin de defender la ventaja en el marcador que había logrado el equipo en el resto del choque.
Después de más de cuatro meses sin ganar a domicilio, el conjunto insular se presentaba en El Sadar con el objetivo de romper ese registro encadenando su segunda victoria consecutiva tras el triunfo del pasado fin de semana ante el Recreativo de Huelva. Una primera parte eléctrica y alegre permitió que los amarillos pudiesen disponer de las ocasiones necesarias para anotar hasta en dos ocasiones e irse con ventaja antes del intermedio.
Y es que la única pega de los primeros cuarenta y cinco minutos de juego fue el tanto encajado con el remate de cabeza de Vujadinovic en un despiste de David García a la hora de fijar su marca en una acción a balón parado. De resto, la Unión Deportiva cuajó una actuación defensiva muy completa en la que logró cerrar casi todos los espacios posibles hacia el arco defendido por Raúl.
Sin embargo, ese buen hacer defensivo brilló tanto debido a que Osasuna encerró a Las Palmas en su propio campo a lo largo de todo el segundo tiempo. Por debajo en el marcador y urgencias clasificatorias mediantes, el combinado navarro salió con todo al ataque y Las Palmas tuvo que ponerse el mono de trabajo para achicar balones de su área una y otra vez. Cedrick y Hervías se convirtieron en las pesadillas particulares de Ángel y Dani Castellano por lo que el estratega del banquillo canario apostó por una serie de modificaciones tácticas que provocaron que los insulares terminasen el choque defendiendo con seis defensas.
David Simón y Christian Fernández salieron al terreno de juego en detrimento de Valerón y Araujo, y se situaron en los costados de una línea de la que ya formaban parte David García, Marcelo Silva, Ángel y Dani Castellano. Así pues, los minutos finales del enfrentamiento tornaron a ser un monólogo en el cuál el bando local colgaba balones hacia sus delanteros mientras el visitante se empeñaba en alejar el cuero del área sin pretensión de atacar.
En definitiva, Herrera construyó una muralla infranqueable para defender los tres puntos y regresar a Gran Canaria con la satisfacción de haber vuelto a ganar a domicilio tanto tiempo después. Su planteamiento surtió efecto pero no deja de ser antinatural en un equipo poco habituado a este tipo de juego.