CONTRACRÓNICA | La Unión Deportiva Las Palmas disputará la ronda final de la promoción de ascenso a Primera División después de vivir un nuevo ejercicio de sufrimiento que puso al límite los corazones de los aficionados del equipo representativo de Canarias.
Noventa minutos de emociones en los que los jugadores de Herrera tuvieron todas las oportunidades del mundo para encarrilar la eliminatoria sin la necesidad de llegar al último segundo con la incógnita del resultado pero, claro, si no se producía así el pase a la final no estamos hablando de Las Palmas.
Perdonó el equipo amarillo una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez. Y el fantasma del 22-J se paseó nuevamente por el Estadio de Gran Canaria. Ángel López hizo una falta en el minuto 94 de partido que daba opción al Real Valladolid a tener un hilo de esperanza para soñar con la heroicidad pero esta vez el destino decidió sonreír a los que vestían de amarillo.
Antes de eso, Araujo falló innumerables ocasiones de gol. Algunas porque Javi Varas se interpuso entre la gloria y el argentino, y otras porque el propio buque insignia del cuadro grancanario mandó fuera de palos muchas acciones en las que tuvo todo de cara para meter la pelota.
Tanto falló la Unión Deportiva que incluso desperdició un penalti en el minuto 92 de partido. Asdrúbal recibió en área pequeña y, en lugar de definir, decidió regatear a Javi Varas y provocar una pena máxima que conllevaba, además, la expulsión del arquero blanquivioleta. Era la segunda expulsión, pues Hernán Pérez se había ido del campo anteriormente por doble amonestación, y Las Palmas tenía el guión perfecto para cerrar el círculo. Pero la dinámica de errar de Araujo en la tarde de este sábado no varió. Mandó el balón a las nubes y tocó sufrir hasta el suspiro final.
Y es que ese sufrimiento va dentro del ADN del aficionado de la Unión Deportiva Las Palmas, va incluido en cada abono y en cada entrada. Ese sentimiento al que está acostumbrado a vivir el seguidor amarillo y al cual nunca termina de acostumbrarse. Porque cuando suena el pitido final todo se saborea mejor pero hasta que llega ese momento… qué manera de sufrir.