Daniel Wass ha reinventado el centro del campo del Celta de Vigo, convirtiéndose el péndulo del conjunto de Berizzo. Las dudas tras la marcha de Krohn-Dehli se han disipado.
Reemplazar un jugador por otro, esperando que nada cambie, es un imposible en el mundo del fútbol. Las relaciones entre las piezas que ocupan la cancha son delicadas, dependen de sensaciones, de entendimiento, de carácter; es lo que queda de romántico en un deporte que se ha engullido a sí mismo en cuestión de dos décadas. Daniel Wass no viene a sustituir a Krohn-Dehli, porque es imposible. Esto lo han comprendido desde el primer momento tanto el incorporado como el director técnico, Eduardo Berizzo, quien ha conseguido reinventar el centro del campo céltico sin dos piezas otrora cruciales, el mencionado Krohn-Dehli y Álex López.
La buena impresión que ha causado Wass en este arranque es muestra de que siente la confianza de cuerpo técnico y compañeros. Intenso en la brega, solidario en el repliegue, y decisivo a la hora de incorporarse en ataque. El vikingo juega sin complejos, al amparo de una dupla argentina que sirve de baluarte: Augusto, que impone el rigor táctico, y Hernández, que con su mayor recorrido acude a la presión, traza arrastres y baja a recibir.
Esta red complementaria es el componente clave en la filosofía de juego de Berizzo. La idea, que ya adelantó en O’Higgins, es repartir tareas y esfuerzos sin renunciar a la movilidad en la medular, de manera que, ante cualquier entramado defensivo, siempre haya una circulación limpia, organización y llegada al área. Según esta disposición, Wass es el hombre libre, el que adapta la fisonomía del centro del campo en función de cómo se presenta el encuentro. Con sus movimientos desarticula las líneas del oponente y aprovecha los espacios que aparecen, como en la jugada que hirió de muerte al Rayo.

Ser el elemento libre le garantiza recibir la pelota en situaciones de desequilibrio. Wass, natural de la banda, busca los espacios y prefiere jugar mirando a la portería rival; en esas condiciones se revela imposible de interceptar, por potencia, por técnica, y por su agudo sentido ofensivo. Comparado con los compañeros del Celta que más veces intervienen en ataque —Orellana, Hernández, Augusto—, Wass es el que intenta pases rasos a más distancia, a un promedio de 20 metros. Pretende combinaciones profundas, oblicuas y verticales, o lo que es lo mismo, pases de ruptura, envíos que atraviesen más de una línea defensiva.
por Óscar Bernárdez
NoticiasCelta.com