CONTRACRÓNICA | Partido ante un rival directo en la lucha por el descenso, mala imagen y mal resultado de la Unión Deportiva. Parece una tónica recurrente en este inicio de campaña del equipo canario que ante los grandes se crece y cuaja buenas actuaciones mientras que ante aquellos a los que sí se le exige que compite y puntúe, siempre muestra su peor cara.
Ocurrió ante el Levante en el Estadio de Gran Canaria, ante el Rayo Vallecano en el mismo recinto y, nuevamente, ante el Eibar, en el choque de esta séptima jornada. Los de Paco Herrera no muestran la misma garra y coraje ante los más modestos y eso le está costando caro en la clasificación y en el desencanto de su propia gente.
Queda la sensación de que los hombres de Mendilibar se llevan de la isla un botín que no corresponde a los méritos que debe hacer un equipo para ganar un partido. No porque no mereciesen la victoria en este partido, sino más bien porque el demérito local fue tan grande que la posibilidad del triunfo con el mínimo esfuerzo era casi un regalo que no se podía evitar.
Más allá de sistemas tácticos o juego propuesto, la imagen de los jugadores sobre el verde es la que realmente preocupa. Sin soluciones ante las adversidades que se van presentando durante el partido, sin movimientos en la zona de ataque y con muchos futbolistas dando un nivel por debajo de lo esperado. Un esperpento para olvidar pero, sobre todo, del que aprender.
En el próximo mes de competición los amarillos vuelven a medirse a varios miuras y es en esos duelos donde refleja su mejor desempeño sobre el césped. Sin embargo, no valdrá sólo con eso para la permanencia. Las jornadas corren y los puntos comienzan a escaparse.