Un sistema no tan efectivo



El dibujo táctico planteado por Herrera en casi la totalidad de lo que llevamos de temporada, con tres centrales y dos carrileros, parece haber perdido fiabilidad y rendimiento, especialmente en el Estadio de Gran Canaria, donde la UD no ha conseguido imponerse a tres rivales de los considerados directos.

Salvo en el encuentro en Balaídos, que no sirve demasiado como referencia porque todo cambió a los diez minutos de partido con la expulsión de Javi Varas, la UD ha salido siempre con tres centrales al césped. Incluso en ese partido Herrera acabó introduciendo al tercer central en la segunda parte para sorprender al Celta y acabar logrando un trabajado punto.

Al fin y al cabo, el fútbol vive de los resultados cosechados y no de las sensaciones o la imagen ofrecida. Y ahora mismo Las Palmas es penúltima en la tabla con sólo 5 puntos. Cierto es que las tres salidas han sido ante Atlético de Madrid, Celta y Barcelona, donde al no tener que llevar la iniciativa en el juego y ante el potencial ofensivo de los rivales parecía lo más sensato reforzar la defensa.


El problema llega en el maltrecho césped del Estadio de Gran Canaria. De los cuatro partidos disputados, tres han sido ante rivales que a priori se espera que luchen por el mismo objetivo que el equipo amarillo y de esos nueve puntos en juego sólo se ha amarrado uno. Es probable que por méritos y con algo más de puntería la UD ahora estaría con más puntos en el casillero. Pero ha quedado demostrado que ante equipos que ceden la iniciativa del juego a Las Palmas, el cuadro de Paco Herrera no termina de encontrarse cómodo. Sólo contra el Sevilla, que no renunció a atacar aunque planteara el encuentro desde un punto de vista más físico, la UD consiguió ser notablemente superior.

El sistema con tres centrales y dos carrileros ha funcionado relativamente ante equipos que juegan a tener la posesión. Sin embargo, este esquema parece tener más contras que pros. Lo positivo es que el equipo amarillo pocas veces se ha visto agobiado con el ataque rival, ha mostrado cierta regularidad defensiva y permite que especialmente David Simón sea el principal elemento sorpresa en ataque entrando desde atrás.

Pero cuando el rival cede iniciativa a Las Palmas y obliga a los de Herrera a proponer es cuando llegan los problemas. El primer damnificado es Sergio Araujo. El argentino está demasiado solo en ataque y apenas participa del juego, siempre bien atado por los centrales rivales. También perjudica el sistema a Jonathan Viera, quien muchas veces tiene que bajar a recibir el balón muy lejos de la zona de ataque y alejado del propio Araujo, lo que no facilita la combinación entre ambos en ataque.

Roque Mesa es otro de los que está teniendo un inicio liguero notable, pero siempre acaba siendo sustituido porque acaba fundido en el campo. El actual dibujo táctico le obliga a ocupar mucho territorio en el césped y, como en el caso de Jonathan Viera, también suele recibir muy atrás, alejado del de La Feria o Araujo y sólo acompañado por las subidas constantes de David Simón. Esta situación la identificaron a la perfección Jémez o Mendilibar, que taparon la banda derecha amarilla para limitar la repercusión de Simón en el partido y, junto a una vigilancia cercana a Jonathan Viera, desarticularon a la UD.

La lesión de Javi Castellano trastocó por completo los planes de un Paco Herrera que entre lesiones y estados de forma todavía busca la fórmula en el centro del campo. Lo que parece claro hasta ahora es que el sistema utilizado es válido cuando quiere jugar replegado, pero inefectivo cuando le toca llevar la iniciativa del juego. El centro del campo se suele ver superado por los rivales en número y en ataque están demasiado solos.

Ahora Paco Herrera tiene casi dos semanas para decidir si debe seguir con la misma fórmula o es hora de dejar de poblar tanto la defensa para reforzar bien centro del campo o bien delantera. Tal vez la lesión de Alcaraz le haga decidirse por volver a los dos centrales, aunque la de Hernán, unida a la de Javi Castellano, sigue siendo un problema para el centro del campo. Sea cual sea la decisión que tome Herrera para Getafe, todo hace indicar que la reacción amarilla pasa por un cambio en el dibujo que haga de la UD un equipo menos previsible.