La UD bailó y perdonó al Valencia en una exhibición de juego del equipo amarillo muy superior a los de Nuno durante todo el encuentro. Tana, Momo y Araujo tuvieron en sus botas el triunfo pero se encontraron con un providencial Jaume Domènech. Punto agridulce y sensaciones ilusionantes.
Empate agridulce en Mestalla. Lo que una afirmación realizada antes del partido sonaría a exageración, incluso a cumplido, después de la exhibición de la Unión Deportiva este sábado sabe a poco. Los de Quique Setién bailaron al Valencia. Y perdonaron. Los grancanarios estuvieron muy cerca de asaltar la banca. El antihéroe Jaume Domenech evitó un triunfo poético por personalidad, propuesta y creencia.
La UD de Setién necesitaba una actuación en la que encontrarse, fortalecer la idea y creer que con la nueva filosofía el camino era más llano. Un ejercicio de subir la autoestima. En Valencia la UD sorprendió a propios y extraños, mostrando una madurez impropia de un recién ascendido y de un equipo en composición con poco más de cuatro semanas de trabajo con el nuevo técnico.
El Valencia de los millones duró diez minutos. Y pensó que el trabajo estaba hecho. La UD, a través del balón, anestesió e incendió al público de Mestalla. Los chés encontrarían premio pronto, algo que condicionaría su disposición en el partido. Varios errores en cadena provocaron una fuga por la derecha, que terminó en un centro de Andre Gomes rematado a las mallas por Paco Alcacer. El internacional español no perdonó la primera que tuvo (min. 7). Quedaba mucha tela que cortar.
La UD, lejos de amilanarse, siguió creyendo en su idea. Una idea cada vez más madura, que permitió a los grancanarios —de inicio salieron ocho jugadores nacidos en la isla, y terminaron con nueve en el campo— superar en juego y posesión al Valencia, un 62% a favor de los amarillos por un 38% valencianista. Un baño. En posesión y oportunidades. El campo se inclinó hacia la portería de Domènech, el mejor de los suyos.
Jonathan Viera de falta, Tana y Araujo, en disparos lejanos, pudieron poner el empate en el marcador antes del descanso. Con el paso de los minutos y con la UD dominando la parcela central, aparecieron los pitos en Mestalla. En las áreas le faltaba algo a la UD. Demasiada tibieza. Pero en criterio no tenía rival.

Viera hace justicia
Las Palmas se gustaba en el impecable césped de Mestalla. Salía con el balón controlado, con ofrecimientos constantes y controlados de Vicente Gómez y Roque Mesa. Cuando podía superar líneas y encontrar por delante a Jonathan Viera, Momo, Araujo o Tana, lo hacía. Cuando no, volvía a empezar. La UD bordó lo sencillo. Y ahí comenzó su grandeza.

En el estilo de juego de Quique Setién la capacidad de los centrales para dividir es fundamental. Con Bigas este aspecto mejora. Su potencia le hace avanzar con rapidez y determinación. Barrió la presión valencianista hasta plantarse cerca del área de Jaume. Se la cedió a Araujo, que estableció pausa. Vio moverse a Tana hacia la medialuna, le buscó, el de San Cristóbal se giró, se la puso en bandeja a Viera y éste le enseñó a Nuno dónde acampa el olvido. Cerca de la escuadra derecha. Un golazo con sello (min. 57) que ponía justicia al partido de la UD y a la salida impuesta por Nuno del propio Viera de la entidad del Turia.
Lo de los amarillos ya no era un espejismo. Dominaban con altura el partido, sin perder intensidad en los duelos, manejando con claridad las líneas de pase y solventando los errores propios de un estilo que tiende a tomar riesgos. El proceso de aprendizaje ha sido rápido. Muy rápido. El poso: todavía el techo es imperceptible.

La UD perdona
El Valencia trató de sacar casta. Es un equipo Champions y estaba ante su público, que le pedía un baño de realidad. Con la distancia abismal de presupuesto no cabía en la cabeza de ningún valencianista el baño de fútbol que estaba recibiendo. Pero la UD lo bordaba. Y únicamente faltaba un tanto más para establecer el drama en Mestalla.

Se sucedieron las ocasiones, a veces maduradas, otras con chispazos. Bastaba con la entrada en escena de Jonathan Viera o Tana para encender las alarmas de una defensa ché sobrepasada por los acontecimientos, abrumada con tanta rigurosidad y a la vez talento. Los de Setién caminan desde el orden, no desde la anarquía. Así se expresan.
Araujo —cada vez en mejor forma, generó varias ocasiones—. En el minuto 65 se zafó con facilidad del internacional Mustafi. Condujo hasta el borde del área y asistió a Tana para el segundo. El de San Cristóbal levantó la cabeza, la reventó a la escuadra, pero se encontró con la primera mano salvadora de la noche de Jaume Domenech.
Ocho minutos más tarde Momo perdonó una clarísima. Tana asistió por dentro al de Las Torres, amagó con disparar, y con todo a placer la mandó alta. Los lamentos se escucharon en Gran Canaria de una Unión Deportiva que perdonaba la vida al todopoderoso Valencia. Quién sabía si acabaría pagando los platos con tanta condescendencia.
Cuando el Valencia trató de recuperar el balón se dio cuenta que el partido estaba lejos de su alcance. Había corrido demasiado, las piernas no le respondían y el balón, como un truco de Houdini, había desaparecido. Únicamente tenía un poseedor: una Unión Deportiva siempre bien colocada, haciendo imposible la presión del Valencia y recuperando arriba sus propias intentonas fallidas.
Araujo, ya con el tiempo cumplido, dispuso de la última. Su propia indecisión al creerse en fuera de juego precipitó su disparo. Lo cierto es que únicamente quedaban él y Jaume para en el duelo final. Domènech sacó otra mano milagrosa para sostener a Nuno. La UD, plena en su fútbol, únicamente pudo sacar un punto de Mestalla. Lo que ahora parece una afirmación descabellada, por ínfima, puede ser una declaración de intenciones en un futuro. El equipo de Setién camina con paso firme. De seguir así, difícil será que la ilusión no rebrote en la parroquia.

Valencia Club de Fútbol 1-1 Unión Deportiva Las Palmas
Valencia Club de Fútbol: Jaume; Cancelo, Mustafi (Rubén Vezo min. 72), Abdennour, Gayá; Javi Fuego (Enzo Pérez, min. 52), Dani Parejo, André Gomes; Santi Mina, Feghouli (Bakkali, min. 65) y Paco Alcácer. Entrenador: Nuno Espirito Santo.
Unión Deportiva Las Palmas: Varas; Simón, Aythami, Bigas, D. Castellano; Vicente, Roque (Hernán, min. 77); Jonathan Viera (Culio, min. 89), Tana, Momo (El Zhar, min. 74); Araujo. Entrenador: Quique Setién.
Goles: 1-0, Paco Alcacer, min. 7; 1-1, Jonathan Viera, min. 55.
Árbitro: Pérez Montero, colegio andaluz. Amonestó a los locales Mustafi, Cancelo y Enzo Pérez; y a los visitantes Momo, David Simón y El Zhar.
Incidencias: 32.078 espectadores en Mestalla. Se guardó un minuto de silencio por los atentados de la pasada semana en Paris.