El equipo de Setién volvió a evidenciar uno de sus peores males esta temporada, la falta de fluidez e ideas en zona de tres cuartos de campo. Los amarillos llegan bien a las inmediaciones del área rival, pero se nublan completamente y no terminan de crear peligro.
Nuevo partido, mismas sombras. Las Palmas ha demostrado ser durante la temporada uno de los equipos más inocentes de cara al marco rival. Se llega con frecuencia a las cercanías del área rival, pero una vez allí se pisa el balón y a comenzar de nuevo. Falta imaginación, nadie encara y nadie desborda. Difícil sorprender a las experimentadas defensas de la categoría así.
Hoy en Cornellá, ante la baja por motivos disciplinarios de Jonathan Viera, Quique Setién optó por Momo y Nauzet Alemán en las bandas, pero a pierna cambiada. Dos jugadores cada vez más horizontales y menos verticales que hace tiempo ni encaran ni desbordan, ya no son sus principales virtudes. Ante eso, a la línea defensiva del Espanyol le bastó con estar bien ordenada y no dejar espacios. Las Palmas sólo se plantó en el área con un balón parado en la que Araujo ganó la espalda a la defensa.
Y fue prácticamente la única de la UD en todo el partido. Sin Jonathan Viera a Las Palmas se le apagaron las luces. Tana tuvo un día gris y Araujo volvió a pelear pero siendo totalmente estéril entre los centrales. Tal vez el partido pedía a Juan Carlos Valerón para alumbrar el ataque como hizo ante el Betis, pero Setién optó por un El Zhar que ni estuvo en Anoeta ni se le vio esta tarde y al final por Culio en lugar de Roque. Willian José tuvo más de 20 minutos en los que volvió a dejar detalles interesantes de presencia y juego de espaldas, pero es insuficiente si lo que llega desde atrás no está fino.
En la segunda parte el Espanyol cambió el partido con la entrada de Salva Sevilla por Gerard Moreno. Un centrocampista por un segundo punta. Y dio esa luz y ese orden que también necesitaba Las Palmas, ordenando desde atrás y jugando con criterio, encontrando a un Caicedo que destrozó a los centrales en cuanto alguien supo mandarle balones.
En apenas diez días se abre el mercado invernal, ese en el que la secretaría técnica amarilla deberá afinar muy bien la puntería para acabar con los males que actualmente tiene el equipo amarillo. Probablemente en esa certeza con los refuerzos estén las posibilidades de permanencia del equipo amarillo.