CONTRACRÓNICA | La situación actual que vive la UD Las Palmas hace que todo salga bien. Aunque los jugadores no tengan su mejor día. Da igual. A Las Palmas le sale todo y vive en una continua fiesta desde hace ya mes y medio. Ahora mismo el conjunto amarillo es la alegría de la Liga BBVA.
Decía Jorge Valdano en una de sus tantas célebres frases que el fútbol es un estado de ánimo. Y la UD de Setién no para de ofrecer motivos para darle la razón. No importa que se cometan errores defensivos o haya jugadores que pasen mucho tiempo desconectados. En esta Unión Deportiva al final todo es fiesta y entusiasmo.
Tras la derrota en casa ante el Barcelona se abría un cisma en un vestuario que además de verse en puestos de descenso, empezaba a ser protagonista por lo que ocurría fuera del terreno de juego. Ahí acabó el estado de depresión en el que se encontraba sumida la UD, que tras caer en Vallecas mejoró mucho su imagen pero todavía no transmitía alegría.
Pero todo cambió y los sucesos de la noche de carnavales hicieron cambiar el chip a un equipo que ha convertido agobio y sufrimiento en alegría y buen rollo. Porque Las Palmas no sólo gana, además se divierte jugando. Como han hecho los niños desde que empiezan a dar patadas a un balón en las calles de la isla.
En Riazor, Las Palmas no hizo uno de sus mejores partidos. Sufrió de lo lindo en defensa, cometió muchos errores y le costó sentirse cómoda sobre el césped. Hace dos meses, el partido que hoy ganó Las Palmas hubiese sido una derrota segura. Pero no. Esta UD de Setién vive en una continua fiesta y nada puede salir mal. No importa que el Deportivo se adelante nada más salir del descanso. Este equipo se sobrepone, recupera la sonrisa aunque con mirada asesina y además regresa para la causa un Sergio Araujo al que le ha costado sumarse al estado de ánimo amarillo, pero parece haber llegado ya.
Porque con este estado de ánimo, Las Palmas es capaz de remontar un partido con una jugada de tiralíneas donde Aythami deja de primeras en área pequeña para que remate David García a gol. Porque no importa que la semana pasada Javi Varas cometiera un error, o que hoy se le escapara algún balón, que Lemos tuviera varios despistes o que el Deportivo crease mucho peligro. Ahora mismo a la UD nada le sale mal.
Por ello, el próximo sábado el Gran Canaria debe ser la fiesta definitiva, porque aunque la salvación es virtual, aún no es matemática. Pero ya lo ha pedido Quique Setién y los jugadores se lo han ganado. No hay mejor homenaje que hacer del templo amarillo el escenario de la gran fiesta del fútbol en la que vive el equipo grancanario y seguir contagiando alegría a propios y extraños, a los nuestros y a los de fuera. Porque el fútbol es un estado de ánimo y Las Palmas está exultante.