Existen preguntas que terminan por darte perspectiva en medio del fragor de la actualidad. ¿Dentro de veinte años recordaremos a esta Unión Deportiva Las Palmas de Quique Setién? Definitivamente sí. Por lo menos las generaciones de menos de cuarenta años. Por fin tenemos batallitas que contar.
La Unión Deportiva Las Palmas de Setién, con ese estilo de juego definido, notable en la capacidad asociativa y precisa en el orden táctico ha desterrado los complejos de varias generaciones necesitadas de una lección de fútbol en su propio equipo. De un baño de realidad entendiendo este deporte desde el dominio del balón como prioridad absoluta. Lo intentaron Jémez y Lobera, pero sólo sirvieron para aumentar los pasajeros en el barco de los descreídos. Y ahí me incluyo, no se crean.
Setién, además de gran entrenador y gestor de grupo, ha actuado como profesor para sus pupilos y la parroquia amarilla. Y como tal nos ha enseñado que con rigor y disciplina estos jugadores virtuosos pueden ganarse el cielo.
El talento de los Tana, Jonathan Viera, Roque o Momo era innegable, no es una fabricación de Setién. Creer en ellos y aplicarles unas ideas de forma rígida ha terminado por transformarles. Ahora son futbolistas que serán recordados por varias generaciones. Y todo por la idea, el rigor y la disciplina impartida por Setién –felicitar también a los que decidieron contratarlo, también es mérito de ellos–.
A Setién hay que agradecerle –sin tanto setienismo ni ‘jabón’ por parte del entorno como sí tuvieron otros técnicos– que haya sabido comprender la idiosincrasia del futbolista canario sin perder sus principios. Una adaptación que ha supuesto un crecimiento tremendo para el club. La UD y el técnico cántabro están condenados a entenderse para seguir evolucionando los próximos años. Por si acaso: muchas gracias Quique.
Twitter: @mhernandez
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