El técnico cántabro cumple un año al frente de la UD Las Palmas, donde colecciona sensaciones muy positivas, éxitos y la satisfacción de los objetivos cumplidos. Sin embargo, en un año también le ha dado tiempo a superar diferentes obstáculos en un vestuario que a veces no se lo ha puesto fácil.
366 días dan para mucho y en el caso de Quique Setién y Eder Sarabia al frente de la UD Las Palmas han sido en su gran mayoría muy positivos. Coger el equipo penúltimo y ser la sensación de la segunda vuelta del campeonato, colarse en los cuartos de final de Copa del Rey, dar exhibiciones futbolísticas como en Mestalla, o más recientemente el liderato tras un arranque pletórico o el empate ante el Real Madrid.
Muchos son los grandes momentos que se pueden destacar del técnico cántabro en su primer año como amarillo, aunque seguramente el más positivo sea recuperar la esencia del fútbol canario que maravilló décadas atrás. Con alineaciones plagadas de canteranos amarillos, Setién ha logrado que los futbolistas lleguen a divertirse con el balón a la vez que maravillan a todo el mundo del fútbol.
Sin embargo, la gestión de esos mismos jugadores en el vestuario no siempre ha sido fácil para el preparador. Actos de indisciplina o críticas en público al sistema de juego son obstáculos que ha ido encontrando Setién en el camino durante su primer año al mando. También encontró otros como el estado del césped a su llegada, aunque por suerte también quedará como otra anécdota.
Jonathan Viera y Aythami, los primeros protagonistas
Uno de las primeras decisiones conocidas del técnico en relación a cuestiones disciplinarias tuvo lugar ante el Espanyol en Barcelona, en diciembre. Setién dejó en la grada a Jonathan Viera por un acto de indisciplina que, en palabras del propio entrenador, «no era tan grave pero se ha repetido dos veces y prefería atajarlo».
Todo volvió a la normalidad, la UD fue superando rondas en Copa, buscando soluciones ante la plaga de lesiones y así llegó el partido en Vallecas en febrero. El equipo amarillo caía por 2-0 ante un rival directo y al final del partido Aythami Artiles habló en caliente, cuestionando en público la idea de juego del equipo amarillo y afirmando que el equipo debía «ser más práctico». Esto molestó de inicio al técnico, quien poco después trataría el tema en el vestuario con todo el grupo y zanjaba el tema.
Pero el mes de febrero sólo estaba empezando y traería varios obstáculos extradeportivos. Sergio Araujo comenzaba a ser protagonista por cuestiones ajenas al rendimiento en el césped cuando su padre, y representante, dejaba caer que estaban descontentos con los minutos que estaba teniendo el argentino -suplente por detrás de Willian José– se planteaban una marcha en caso de no cambiar la situación. Esto tampoco sentó bien en Setién, quien afirmó que no aceptaba «chantajes de ese calibre».
La famosa noche de Carnaval
Y llegó la visita del Barcelona en la noche grande del carnaval capitalino. Sergio Araujo estuvo a punto de ser noticia por hacer el tanto del empate, sin embargo no atinó con la meta de Bravo. Sin embargo sí lo fue en las horas posteriores, al llegar indispuesto al entrenamiento de la mañana siguiente tras haber quebrantado el código interno del club en cuanto a salidas nocturnas. Esto le costó un expediente al argentino y ser el descartado en la expedición de 19 hombres que viajó a Ipurúa la semana siguiente.
Pero la noche de Carnaval dio para mucho más. Nauzet Alemán no asistió al entrenamiento al estar recuperándose de una herida en la cara que le provocó 18 puntos de sutura tras un incidente en una conocida discoteca grancanaria. Este fue el inicio del fin de la etapa del jugador de Las Mesas en la UD, que también fue expedientado, suspendido de empleo durante 15 días -el máximo permitido en estos casos- y finalmente desvinculado de la entidad a final de temporada. Desde el incidente sólo disputó 10 minutos, ante el Athletic en la penúltima jornada con homenaje a Juan Carlos Valerón.
No obstante, estos sucesos coincidieron con el inicio de la remontada amarilla, que desde entonces se convirtió en la sensación de la segunda vuelta con seis victorias en siete partidos, sólo cayendo derrotado en el último minuto ante el Real Madrid en Gran Canaria. De esta forma la UD y Quique Setién lograron tener un final de temporada sin mayores sobresaltos.
Nuevos obstáculos ya desde pretemporada
Nueva temporada y nuevos obstáculos. El primero de ellos tuvo lugar en pretemporada, cuando el mal ambiente reinante durante los partidos ante el Tenerife en la Copa Mahou hicieron explotar al técnico cántabro en rueda de prensa, llegando incluso a dejar caer que se planteaba jugar con el filial ante la dureza de algunas entradas -aunque luego matizó que no lo haría-.

Y cuando parecía que esta temporada sería diferente debido al fulgurante inicio y el hecho de partir desde el inicio con Setién al mando, sensación de déjà vu en el vestuario. Tras el empate ante el Real Madrid, con Sergio Araujo como autor del empate y héroe, se conoció que dos días después el argentino volvía a quebrantar el código interno del club en cuanto a actividades relacionadas con los horarios de sueño y descanso. El delantero fue denunciado por la Guardia Civil y tras una primera vista donde no se alcanzó acuerdo entre las partes, la UD Las Palmas espera a la celebración del juicio para tomar las medidas que estime oportunas. Por lo pronto, este asunto le costó a Araujo quedarse en la grada en El Sadar -como la pasada temporada en Ipurúa- y una multa, aunque ya es un tema zanjado por el cuerpo técnico.
366 días se cumplen hoy desde la llegada de Setién al banquillo amarillo. A pesar de los problemas descritos anteriormente, son más los obstáculos que se ha encontrado el técnico cántabro: los pitos a Culio y su salida del club pese a contar para el técnico, una plaga de lesiones, la gestión de veteranos con gran peso en el vestuario como Valerón o Ángel López, confección de una plantilla larga que imposibilita que pueda contar con jugadores del filial, e incluso la incertidumbre con la renovación del propio técnico, que pese a que afirmó que lo tenía claro desde el principio, el interés de equipos como el Real Betis sumió en nerviosismo a la parroquia amarilla, e incluso hizo que la reunión prevista con Miguel Ángel Ramírez se adelantara unas semanas.
Un año marcado por éxitos y muy buenos momentos, pero que no ha estado exento de dificultad y ha demostrado que, además de reafirmar su reputación como buen entrenador amante del fútbol de toque y posesión, Quique Setién también es un técnico con mano izquierda y personalidad, que además no ha perdido la humildad y gratitud por la confianza que depositó en él la UD cuando estaba sin equipo ni experiencia en Primera.