El equipo de Quique Setién sufrió un bajón y no fue capaz de reponerse en ningún momento ante un Leganés que se metió en el partido casi sin querer. Los amarillos cuajaron su peor actuación como local en lo que va de temporada un día en el que el banquillo apenas ofrecía recambios de garantías.
Seguramente todos se estén preguntando por qué Setién recurrió al banquillo a los 80 minutos viendo que la UD estaba siendo superada en todos los sentidos por el Leganés. La respuesta parece sencilla: no había en el banquillo nada que mejorase lo que había en el campo.
Es tan cierto que los amarillos contaban con bajas importantes como Boateng y Araujo, como que los jugadores que había hoy ante el conjunto pepinero en el banquillo del Estadio de Gran Canaria no ofrecía grandes garantías para cambiar el partido. La UD, superada desde el minuto 35 en el que sufrió una pájara digna de los buenos escaladores ciclistas, necesitaba de algo que cambiara la dinámica desde el banquillo, pero no lo había.
En el banco estaban dos defensas –Lemos y David Simón, dos mediocentros –Hernán y Montoro-, un jugador de banda con el que apenas cuenta Setién –Tyronne– y un delantero que tampoco se ha terminado de ganar la confianza del técnico –Asdrúbal-; además de guardameta Raúl Lizoain.
El encuentro pedía cambios de dinámica ante la espesura amarilla y el mal día de jugadores como Jonathan Viera o Tana, pero la alternativa primera fue meter a Montoro para dar más consistencia a la medular y desplazar a estos mismos jugadores a las bandas. Tampoco funcionó. Setién miraba a su banquillo pero no veía nada que le ofreciera garantías.
Y así llegó al minuto 80 en el que introduce casi más por necesidad de cambiar algo que por convencimiento a Asdrúbal y Hernán, dando salida a un Livaja desconectado en la segunda mitad y Roque. Y tampoco. La UD empezó a colgar algún balón que el de Guanarteme casi no pudo ni pelear, mientras que el de Zárate tampoco tuvo demasiado tiempo para nada.
Un partido en el que más allá del mal juego y lo visto sobre el campo, demuestra que la UD anda con necesidad de recambios que ofrezcan mayores garantías. El Zhar no convence a Setién desde que regresó de su lesión, Mateo García apenas cuenta, lo mismo que Tyronne y Asdrúbal. Jugadores que son los principales candidatos a salir cedidos en caso de que la entidad se refuerce en el mercado invernal. Unos refuerzos que con el paso de los partidos parecen más necesarios ante la falta de confianza del técnico en los habituales suplentes.