El partido ante el Barcelona tendrá muchos más alicientes de los propios que suponen el recibir a un coloso del fútbol mundial. El choque del domingo será el último que tendrá a Quique Setién como entrenador local en Gran Canaria, en lo que también será su despedida de la afición.
La etapa de Quique Setién en Gran Canaria llega a su fin y su último episodio al servicio del equipo insular tendrá lugar este domingo, ante el Barcelona, precisamente uno de los equipos por los que más admiración siente debido a su estilo de juego. Tras estrenarse el pasado 25 de octubre de 2015, el banquillo local del recinto amarillo verá por última vez al técnico cántabro como su inquilino.
Setién llegó a Gran Canaria en la novena jornada del pasado campeonato y desde entonces dotó al equipo amarillo de un estilo reconocible que ha hecho vibrar a los aficionados, quienes llegaron a pedirle con cánticos durante varios partidos que se quedara en la entidad y renovase. No obstante, finalmente la relación llega a su fin y en este tramo final de temporada en la grada se instaló la división de opiniones, ante el nefasto fin de campaña.
En números totales y a falta del choque de este domingo, Setién ha dirigido a la UD en el Estadio Gran Canaria 38 veces entre liga y Copa del Rey, con 19 victorias -diez esta temporada-, 10 empates y sólo nueve derrotas, cuatro de ellas en esta campaña de las que dos fueron ante el Atlético de Madrid. En esos 38 encuentros, el equipo amarillo hizo 62 goles y recibió 42, haciendo del coliseo insular un estadio muy incómodo de visitar por los rivales.
Con el objetivo de la permanencia cumplido esta temporada y grandes recuerdos por el fútbol desplegado, el balance del técnico cántabro en el Estadio Gran Canaria se puede calificar de positivo. Es por ello por lo que, pese a que en la situación actual el apoyo ya no es unánime y la división de opiniones alrededor de su figura cada vez más notable, probablemente sea un día especial para muchos aficionados, que podrán despedir a Quique Setién y su segundo Eder Sarabia en el césped. Más allá de la trascendencia que siempre tiene jugar ante el Barcelona, el domingo el foco también estará en los banquillos.