La mejora de las infraestructuras se presenta como una cuestión importantísima si la UD quiere mantener ese modelo deportivo y económico en el que los jugadores de la cantera tiene un peso especial
Con el ascenso de Las Palmas Atlético a Segunda División B también se ha producido un hecho histórico y sin precedentes en el seno de la entidad, ya que Las Palmas C será el representante amarillo en el Grupo Canaria de Tercera División la próxima temporada ocupando el hueco que dejan los de Manolo Márquez en la categoría. De hecho, esta circunstancia no había ocurrido nunca a lo largo de la historia del club, una cuestión que pone de manifiesto el trabajo en la base y la filosofía que los mandatarios grancanarios quieren mantener en el futuro.
Las palabras de Miguel Ángel Ramírez durante su comparecencia de prensa del pasado martes ratificaban esa manera de pensar, teniendo como base para mejorar la idea de edificar una Ciudad Deportiva que ahora, con esos dos ascensos, toma un sentido capital para el porvenir de los amarillos durante los próximos años: «Seguiremos trabajando en nuestra obra de Barranco Seco. Confiamos que en el próximo verano las obras dejen terminada la ciudad deportiva, que tendrá dos campos de césped natural y uno de césped artificial donde entrenará Las Palmas Atlético, el Juvenil Nacional y si asciende el filial, también el C», declaró el máximo mandatario amarillo.
Desde hace algunas temporadas se vienen reclamando unas instalaciones mejores y más modernas con la que los formadores de la cantera puedan conseguir un perfeccionamiento del trabajo. La realidad refleja que la línea de trabajo que se sigue en la cadena de filiales de la UD está dando sus frutos de forma clara; todos los equipos de base han terminado campeones de sus respectivas categorías y algunos de ellos lo hicieron de forma muy contundente. Además, el propio presidente destacó tras la victoria del filial en Tafalla que dos jugadores de ese equipo formarán parte de la primera plantilla la próxima temporada, sumándose a todos los canteranos que ya forman parte de ese primer equipo.
Una Ciudad Deportiva daría un salto de calidad que la cantera de Las Palmas reclama como medio para continuar con esa filosofía de apostar por lo autóctono. Las mejoras en los terrenos de juego, gimnasios y demás infraestructuras buscan formar futbolistas más capacitados para el mundo profesional en un corto plazo de tiempo, intentando mantener la capacidad competitiva de todos los equipos con el fin de que los jugadores sean capaces de probarse en competiciones donde puedan foguearse de la mejor manera.
El competir en una categoría como Segunda B, teniendo otro equipo en Tercera, ayudaría a los jugadores a tener experiencias semi-profesionales o profesionales que serían clave en su formación para su hipotético posterior salto al primer equipo.
Por otro lado, el propio Ramírez recalcó que en la apuesta por la cantera va implícito un modelo económico viable y que evite caer en errores del pasado que le costaron a la UD una deuda millonaria de la que hoy todavía se está recuperando.
Si Las Palmas quiere apostar por este tipo de filosofía deportiva necesita una Ciudad Deportiva que refrende todo el trabajo que desde hace años se viene realizando y que tantos elogios se ha llevado desde su regreso a Primera.
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