Recordemos de donde venimos, por Gerardo Mayor



Está a punto de comenzar la tercera temporada consecutiva de la UD Las Palmas en Primera División pero en el ambiente que se respira en el entorno del equipo parece haber mayor tendencia al pesimismo, a la desilusión y a la crítica destructiva sea prácticamente cual sea la noticia de actualidad.

Obviamente hay sucesos por los que se entiende que pueda haber inquietud o dudas: un cuerpo técnico sin experiencia en la élite, renovaciones inexplicables, la ausencia -a priori- de un recambio de plenas garantías para Roque Mesa o que el equipo siga mostrando debilidad defensiva y encajando goles con facilidad. Y no me cabe duda de que todos están trabajando para encontrar ese ansiado equilibrio entre fortalezas y debilidades de esta UD.

Pero centrar todas las miradas en lo que se puede mejorar o que no termina de gustar me parece ser injustos con la situación actual, ya que si bien es cierto que hay aspectos que merecen reflexión y crítica, también hay otros tantos motivos para ser optimistas, estar ilusionados y, sobre todo, estar orgullosos del trabajo que se está haciendo. Todo depende del enfoque y de cómo se quiera ver el vaso, pero lo cierto es que las cosas no están tan mal como a veces parece cuando se leen las reacciones a algunas noticias.


Hablo de recordar de donde venimos porque en estos últimos partidos de la UD me he puesto en la piel del rival, ya sea el Linense o el Tenerife. Pienso en el aficionado que va al campo a ver a su equipo y ve enfrente un rival que te viene con jugadores como Jonathan Viera, Prince Boateng, Vitolo, Alen Halilovic o Jonathan Calleri. Por nombrar los más conocidos, porque además se podía ver a Bigas, Lemos, Tana, Dani Castellano y tan buenos jugadores con los que cuenta la actual plantilla.

Si yo fuera un aficionado que va al estadio a ver esos amistosos, estaría encantado viendo semejante lista de futbolistas. Lo haría porque hace no mucho yo era uno de esos aficionados. La UD estaba en Segunda y nos impresionábamos cuando venía cualquier equipo de Primera con tres jugadores buenos -y conocidos-, ya fuera en amistoso o para jugar partidos de Copa. Sentía envidia de esos equipos y del nivel y reconocimiento de sus jugadores.

No ha pasado tanto tiempo y ese equipo ahora es la UD. No llega con tres jugadores buenos sino unos cuantos más y tal vez hasta mejores, de los que además gusta ver porque dejan detalles de su enorme nivel e impresionan en vivo. Y sólo han pasado dos años desde el ascenso. Está bien que seamos ambiciosos, queramos más y critiquemos lo que no nos gusta, pero no hay que perder la perspectiva: este equipo está en una fase de asentamiento en la categoría y en crecimiento constante. Hace sólo 26 meses caíamos 3-1 en Zaragoza y pensábamos que se iba al traste otra temporada en Segunda, condenados a seguir jugando en El Alcoraz, Santo Domingo o el Anxo Carro -con todo el respeto para estos estadios, sus equipos y sus aficionados-. Ahora somos uno de esos equipos cuyos jugadores apetecen ser vistos en muchos estadios de España, en cualquier categoría.

Luego los resultados mandan y sólo ellos acaban definiendo si un equipo es bueno o malo. Si merece ser más duro o más agradecido en la crítica. Si este equipo merece volver a Segunda, luchar por puestos europeos o mantenerse sin apuros en mitad de tabla. Pero para eso ya habrá tiempo. Soy de los que piensa que falta un centrocampista y que es vital acertar con su elección; pero también de los que cree que la UD ha logrado formar una gran plantilla con muchos futbolistas que ya quisieran en muchos equipos que competirán contra ella esta temporada.

Cuestión de perspectiva. Lo negativo es lo que más se suele ver y lo que más ruido provoca, pero que ello no tape también lo mucho positivo que hay ahora mismo. Recordemos de donde venimos. Hemos estado mucho peor.

Gerardo Mayor

Editor de udlaspalmas.NET

Twitter: @GerardoMayor