El delantero argentino volvió a dejar claro que es el amo, dueño y señor del número nueve de una UD Las Palmas que ha encontrado al hombre gol que necesitaba. El ex del West Ham fue decisivo en el primer triunfo amarillo de la temporada ante el Málaga gracias a un tanto y a un partido de puro trabajo.
La UD tiene nueve. Sí, de carne y hueco. Sí, con hambre de gol. Y sí, con calidad para encajar perfectamente en el puzzle de peloteros que hay en plantilla. Jonathan Calleri no se cansa de demostrar que es el hombre gol que Las Palmas necesitó tantas veces la temporada pasada y que su talento se ha mantenido intacto a pesar de no jugar prácticamente nada con el West Ham durante el curso pasado.
El bonaerense ha caído de pie en la isla y en el esquema de un Manolo Márquez que, desde hace tiempo, le señaló directamente como su nueve particular. Calleri ha respondido ya con dos goles en tres partidos y ha dejado patente que dentro de sí mismo vive un killer que quiere callar muchas bocas, dejando su sello en una UD que está intentando encontrar su razón de ser en cuanto a estilo se refiere.
Pero también, además de esa capacidad para hacer goles, el argentino ha complementado sus actuaciones con esfuerzo y trabajo. El ‘9’ baja para ayudar a los defensas, se pelea con todos los defensas, lucha por cada pelota que pasa cerca de sus pies y apoya a los centrocampistas ya sea jugando de espaldas a portería o de cara a la misma, una cuestión, ésta última, por la que muchos le ven como el delantero amarillo ideal.
Lo que está claro es que el argentino tiene muy claro a lo que ha venido a una UD Las Palmas que suspiró por sus huesos desde el pasado mes de enero. Su fútbol está empezando a dar unos frutos por los que muchos se frotan las manos por lo que puede ofrecer Jonathan Calleri a un equipo que le necesitaba y que le anhelaba como Romeo soñaba con Julieta. Es evidente que la relación entre el delantero y el equipo amarillo no es una historia de amor como la de la obra de Shakespeare, pero podría llegar a serlo.
