El planteamiento del técnico vasco no salió como esperaba y eso acabó dando alas a un Celta que se encontró con dos goles de ventaja en apenas veinte minutos. El invento con Borja en el lateral izquierdo no funcionó y la falta de pólvora terminó siendo una losa demasiado pesada como para levantarla.
Suspenso. Pako Ayestarán no dio con la tecla. La UD Las Palmas sigue en proceso de encontrarse a sí misma y así lo demostró ante un Celta que aprovechó la situación para sacar tres puntos del Gran Canaria. En plena época de escasez, un once plagado de hombres que están llamados a tener un papel más secundario empequeñecieron a un equipo, el amarillo, que encadenó ocasiones sin conseguir derribar la portería gallega.
Los errores propios de los grancanarios les condenaron y les dejan con el agua al cuello. Y no es para menos. Las Palmas duró 15 minutos en el encuentro y acabó desnudándose en varios fallos por una banda, la derecha, en la que Borja Herrera no fue productivo en ningún momento y se diluyó como un azucarillo. Esa jugada que Ayestarán intentó no le terminó de cuadrar y, con Dani Castellano en el banco, la UD no encontró soluciones.
Cierto es que los amarillos tuvieron sus ocasiones, encerraron al Celta en su propio campo y durante unos minutos llegó a merecer algo más, pero todo quedaba en nada en cuanto los gallegos salían hacia la portería de un Chichizola que no estuvo bien. El equipo continuó partiéndose en medio campo cuando los de Unzué ponían la directa para atacar la meta insular y las piernas de los defensores temblaban en esos instantes.
Las arrancadas de Aspas y compañía fueron un dolor de cabeza constante para el equipo grancanario, algo que no se difuminó ni con la expulsión de Rubén Blanco. En ese momento, Ayestarán intentó tirar de todo lo que tenía en el banquillo, pero ya sería demasiado tarde y ese plan tan agresivo en busca de una remontada le acabó saliendo igual de mal que su plan inicial a pesar de los goles finales que maquillaron el resultado.
Hoy, quizá, no era el día para guardar efectivos, no era el día para colocar sobre el césped un once con jugadores que están llamados a ayudar al equipo con un rol más secundario por las urgencias que viven los grancanarios. De esa manera, se descubrió todo el trabajo que todavía tiene Ayestarán por delante. Esta UD empieza a tener problemas serios clasificatoriamente hablando y el calendario no parece ayudar demasiado.
No salió nada y nadie se salva de un día horrible para los amarillos. La temporada es larga y todavía queda, pero los enanos siguen creciendo en el jardín y, por el momento, los pecados que cometen los amarillos son los mismos que en la era Márquez.