Psicosis

Foto: Gabriel Jiménez


Las Palmas sigue sin levantar cabeza en LaLiga tras volver a caer como local ante un Deportivo que se aprovechó de la apatía del rival que tenía enfrente. La lesión tempranera de Viera echó por tierra un buen inicio de los amarillos, aunque ese no fue el único pecado que cometieron los de Ayestarán. 

Un grito de terror desesperado. Un equipo desnudo e indefenso que no puede evitar como un rival desconocido lo noquea duramente y en su propia casa. Las Palmas sufrió en sus carnes lo que es el efecto gaseosa: Empezó como un tiro y acabó desfondada a los pies de un Deportivo que sacó petróleo de la situación. Los amarillos volvieron a caerse cuando recibieron un golpe y eso, sumado a la lesión de un Viera que, para qué negarlo, es medio equipo, fulminó todas las opciones de resurrección en la víspera de Halloween.

El escenario empieza a ser alarmante. Los brotes verdes no terminan de concretarse y los equipos que están fuera de los puestos de descenso empiezan a sumar. El peligro de quedarse descolgado es un sentimiento demasiado fuerte como para sentirlo cuando todavía no ha llegado el mes de noviembre, pero las sensaciones son como para que la histeria comience a apoderarse de un equipo que volvió a vagar por el césped durante algunos minutos de otro encuentro para el olvido.


La UD sigue padeciendo una apatía desmesurada a cada mazazo que recibe y no es capaz de levantarse. Los insulares bajan los brazos con facilidad, ante la adversidad se hacen más pequeños y en la noche de hoy ni siquiera Rèmy fue capaz de dar un golpe sobre la mesa. Con cada tanto que recibe, la escuadra que dirige Ayestarán se convierte en un ejército sin alma que no tiene bandera ni razón por la que luchar, facilitándole al rival la contienda de una manera que empieza a convertirse en habitual.

Cierto es que la lesión tempranera de Viera hizo trizas el buen trabajo realizado por los isleños, que habían empezado muy bien el encuentro, pero esa circunstancia no debería empobrecer tanto el juego o, al menos, no debería ser así para un equipo de Primera que pretende vivir tranquilo. El tembleque de Las Palmas va más allá de lesiones, de cambios de entrenador o de las malas decisiones que se tomen desde arriba, se asemeja más a un cúmulo de errores que colocan a los amarillos en este desolador escenario.

Seguramente, Alfred Hitchcock no habría sido capaz de escribir un guion tan tortuoso y difícil de digerir, no tanto por el terror, sino por el suspense y la sensación de peligro que vive la UD ahora mismo. La psicosis ya es palpable y, aunque todavía quedan jornadas por delante, hoy Las Palmas ha pegado un grito de desesperación acompañado de un largo suspiro que evidencia que los problemas. Las alarmas empiezan a sonar.

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