Un partido para creer en la UD

Foto: Gabriel Jiménez


La UD Las Palmas está a una semana de afrontar un encuentro vital ante el Levante que, aunque suene a tópico, vale más que tres puntos. Los amarillos tendrán que tirar de todo lo que tienen para devolverle la fe a su afición en uno de los momentos más complicados de la entidad en los últimos años. 

Domingo de resurrección u otro domingo para olvido. Día para la fe o para el ateísmo. La UD Las Palmas se juega mucho el próximo fin de semana cuando el Estadio de Gran Canaria abra sus puertas para recibir al Levante UD en el reinicio de LaLiga tras el parón de selecciones. Ese partido, que para club, jugadores y el propio Ayestarán no es considerado como una final, puede llegar a convertirse en el punto de inflexión que el equipo necesita o, también, en otro mazazo que sumar a la colección.

Los grancanarios se mueven como un equilibrista en la cuerda floja, pero lo cierto es que la situación no es, quizás, tan dramática como pudiera parecer. Los amarillos están a dos puntos de la salvación y el escenario que se avecina debería tomarse con esperanzas. A pesar de ello, es notable que la tensión se evidencia y se puede cortar con un cuchillo para la mantequilla; la plantilla trabaja a puerta cerrada y el cuerpo técnico no quiere enseñar ninguna carta a prácticamente nadie que no esté en el entorno de la entidad.


Es probable que Ayestarán y sus pupilos no se tomen el encuentro ante el Levante como una final, pero la realidad refleja un exilio que se podría interpretar como un remedio para evitar que el choque se acabe convirtiendo, precisamente, en esa final que muchos piensan que es. Los resultados no son buenos, lo de la Copa sólo fue un espejismo, demostrado ha quedado con el paso de las semanas, y en Las Palmas están siendo pacientes con todo, aunque la paciencia tiene un límite.

Y es ahí donde esos 90 minutos ante el cuadro que dirige Juan Ramón López Muñiz ya empieza a transformarse en un algo más que una simple jornada de liga cualquiera. Una victoria lo cambiaría todo, llenaría de optimismo el corazón de una afición necesitada y le daría la razón tanto a la directiva como el entrenador. Las sensaciones serían distinta, tomarían otro color y, dependiendo de cómo se desarrolle el encuentro, las dudas podrían acabar disipándose ante el jolgorio que supondría un triunfo insular.

La UD necesita creer y necesita hacer creer a su hinchada. De lo contrario, el escenario acabaría siendo un tanto insostenible para todos los actores que participan en esta película. Es momento para la valentía y para dejar atrás la marea de malos pensamientos que rodea al equipo, esos malos presentimientos que hace que el equipo se tambalee cuando las cosas no le van de cara. Es momento para que Las Palmas y, sobre todo, Pako Ayestarán, den un golpe sobre la mesa que devuelva la fe al proyecto amarillo.

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