Un año para el olvido



Este domingo se pone fin a un año en el que la UD Las Palmas ha coleccionado desaciertos, desilusiones, decepciones y un sinfín de sinsabores, que ha terminado con el equipo amarillo siendo colista de Primera División. 

Una historia de terror que bien podía haber escrito Stephen King o dirigido Alfred Hitchcock. Lo mejor de este 2017 es que se termina ya. Porque en él la UD Las Palmas apenas ha saboreado alegrías. Porque prácticamente todo lo que podía salir mal, salió incluso peor. El equipo que menos puntos sumó en Primera en todo el año natural, el que convirtió algo tan importante como su banquillo en una novela dramática donde cada episodio parecía ser más surrealista que el anterior.

La UD Las Palmas comenzó el año en décima posición, plagada de ilusiones y proyectos. Todo iba bien pero muy pronto llegó el primer sobresalto. Corrían las primeras semanas de enero y el equipo amarillo se concentraba en Madrid para disputar la vuelta de Copa ante el Atlético y días después viajar a Barcelona para el partido del Camp Nou. No fue una buena semana pese a la buena imagen en el Calderón, ya que días después Quique Setién declaraba a la prensa que en la concentración habían pasado cosas que no se deben permitir. El principal damnificado fue Jonathan Viera, quien se quedó en la grada al siguiente encuentro.


Pero esto se olvidó con la posterior victoria ante el Valencia y las llegadas de Alen Halilovic y sobre todo Jesé Rodríguez, que desataron la ilusión y la euforia en un equipo que cerraba enero a cuatro puntos de los puestos europeos, una aspiración que entonces no parecía tan lejana. Sin embargo, un muy desafortunado mes de febrero, donde pese al buen juego mostrado y merecer mucho más, la UD se quedó sin puntuar y se diluyó incluso el efecto Jesé, negado ante la portería contraria, que acabaría dejando el club con más pena que gloria.

El mejor partido del año

Jonathan Viera / LFP.es

Entonces llegó probablemente el mejor partido amarillo en 2017. Visitaban el Santiago Bernabéu en plena crisis de resultados ante un Real Madrid líder destacado, que a su vez acabaría revalidando su título de Campeón de Europa. Fue un choque vibrante, lleno de alternativas entre dos equipos que se tutearon y fueron a por la victoria. La segunda parte amarilla fue para enmarcar, llegó por momentos a ser un baile poniéndose 1-3, en superioridad numérica y con hasta cuatro ocasiones clamorosas para cerrar la que hubiese sido su primera victoria en el templo blanco. Sin embargo, el cuadro merengue impuso la ley del grande y en unos últimos cinco minutos arrolladores acabó dejando el encuentro en un inolvidable 3-3.

Europa estaba ya muy lejos y la motivación del plantel se había venido abajo, quedando el foco mediático en las negociaciones de la entidad con Quique Setién para su renovación, que lejos de llevarse con discreción, fueron retransmitidas prácticamente en cada movimiento, convirtiéndolo en un culebrón de bastantes capítulos que conoció su desenlace el 18 de marzo. Desde entonces, colección de despropósitos en el terreno de juego, coleccionando goleadas y cosechando una única victoria ante el Real Betis, sumando uno de los últimos 21 puntos en disputa.

Finalizó la temporada y tras un mes de junio tranquilo, donde era un secreto a voces que el elegido para el banquillo era el desconocido italiano Roberto De Zerbi, llegó la mayúscula sorpresa a inicios de julio a escasos días de comenzar la pretemporada. Ruptura entre el italiano y la UD, que recurrió de urgencia a Manolo Márquez, artífice de tal vez el mayor éxito deportivo de la entidad en este 2017 con su brillante ascenso con el filial a Segunda División B. No obstante este movimiento acarreó un efecto dominó en toda la estructura de la base que destrozó buena parte de la planificación de primer equipo y filial, viéndose reflejada en que ni el propio Márquez ni Suso Hernández continúan en su puesto de entrenador y los dos equipos son último y penúltimo en sus respectivas clasificaciones al cerrar el año.

Esa misma semana se confirmó la venta de Roque Mesa, uno de los pilares amarillos las dos últimas temporadas, al Swansea galés por 12,5 millones y medio a percibir a plazos durante 26 meses. El club era consciente desde mucho antes que el teldense saldría del equipo, en una promesa de facilitar una salida en caso de llegar una oferta interesante para la entidad.

Roque Mesa, Vitolo y Prince Boateng

La venta de Roque Mesa salió de foco mediático pronto, ya que pocas horas más tarde comenzaba la pretemporada amarilla con Manolo Márquez, Valerón y Paquito al mando, que veían sumarse días después a su plantel al internacional Vitolo, en el que fue otro de los culebrones del verano en LaLiga junto a la salida de Neymar del Barcelona al PSG. Fueron horas frenéticas, con el Sevilla anunciando la renovación del futbolista que no llegó a firmar y acababa recalando en la UD vía Atlético de Madrid.

Aparentemente era la operación perfecta: refuerzo galáctico para disputar la primera vuelta y un beneficio económico cercano a los 4 millones de euros por el 12% de la plusvalía de traspaso. Sin embargo, salió rana. Ni el grancanario cuajó una buena actuación mermado por las lesiones ni la entidad amarilla ha percibido dicha cantidad, acabando en los tribunales para conocer el desenlace final alrededor del mes de mayo.

Aunque no se habían acabado los sobresaltos en el mercado. Apenas dos días antes de comenzar la liga en Mestalla y tras haber firmado una pretemporada invicta, la UD Las Palmas perdía a otra de las piezas de su columna vertebral y referentes de la pasada temporada. Prince Boateng dejaba la plantilla aludiendo asuntos familiares y la plantilla se veía mermada sin dos de sus jugadores más importantes. El mediocentro que debía reemplazar a Roque Mesa seguía sin llegar y antes del cierre de mercado Manolo Márquez probó, sin éxito, con Mauricio Lemos y el canterano Fabio González en una demarcación fundamental para el funcionamiento del equipo.

Con la locura del mercado y las dos derrotas con mala imagen de inicio, el equipo amarillo incorporó a cuatro futbolistas en las últimas horas del mercado: Sergi Samper, Alberto Aquilani, Oussama Tannane y Loïc Rémy -sólo el francés ha dado rendimiento-, mientras que dejó la entidad un Sergio Araujo que había tenido minutos en los dos partidos disputados y llegaba mostrando muchas ganas de volver a brillar de amarillo.

Pero el 2017 todavía se reservaba despropósitos y decepciones varias para el equipo grancanario. Tras la sexta jornada liguera y con el equipo fuera del descenso con dos victorias y cuatro derrotas, Manolo Márquez presentaba su dimisión como técnico del primer equipo al verse desubicado en un cargo que le llegó por sorpresa. La elección del club para sustituirle fue el vasco Pako Ayestarán, quien llegaba con un no muy brillante currículum en LaLiga.

Pako Ayestarán

Lo primero que se encontró fue un equipo que lucía la bandera española para su partido en el Camp Nou el día que se producían revueltas en toda Cataluña a propósito del famoso referéndum del 1 de octubre, lo que llevó a que el choque, que estuvo cerca de ser suspendido, se acabara disputando a puerta cerrada. La controvertida decisión tomada por la directiva de lucir la bandera sólo para ese encuentro fue aplaudida de forma mayoritaria en tierras peninsulares, mientras que no sentó bien a una amplia parte de la afición amarilla. Con esta medida la UD volvía a ser noticia por motivos no deportivos. Se pasó en menos de un año de ser protagonistas en análisis futbolísticos en El Club de BeIN Sports a serlo en programas donde el análisis brilla por su ausencia como El Chiringuito.

Foto: Gabriel Jiménez

Con el vasco el despropósito amarillo fue mayúsculo, una decisión que acabó resultando infame. Goleada tras goleada se encadenaron ocho derrotas consecutivas en liga -seis con Ayestarán– que llevaron a la UD a ser colista de Primera. Se culpó de los males al anterior preparador físico Rafa Cristóbal, al que se apartó de la dinámica del primer equipo, pero lo cierto es que Las Palmas no dejó de ser un desastre. Así, a finales de noviembre la entidad decidía destituir del cargo a Ayestarán tras un bagaje de un punto de 21 posibles y la clasificación in extremis en Copa del Rey tras haber ganado 1-4 en el partido de ida -su única victoria-. Rivales directos como Levante, Deportivo o incluso Celta de Vigo se lo pasaron en grande en Gran Canaria por ese entonces.

El mes de diciembre no ha sido más que el broche de oro a un año nefasto a nivel deportivo. Paquito Ortiz como técnico interino logró vencer al Betis de Quique Setién y las aguas parecían volver a su cauce, pero no fue más que un espejismo en el camino. Comenzaba en las oficinas un nuevo culebrón, de nuevo relacionado con el banquillo del Gran Canaria, que fue una zona pantanosa e inestable en todo 2017.

Un mes sin entrenador

La elección inicial era Paco Jémez, recién finalizada su vinculación con Cruz Azul mexicano. Sin embargo, la respuesta es negativa, ya que el técnico nacido en Gran Canaria ha prometido pasar las fiestas en familia y hasta después de Navidad no se plantearía volver a los banquillos. Fue entonces cuando la UD contacta y llega a un acuerdo con el argentino Jorge Almirón, técnico de moda en Argentina tras lograr con Lanús tres títulos y ser finalista de Copa Libertadores.

Sin embargo, todo lo que puede salir mal, va a acabar saliendo mal. Con el acuerdo cerrado, la entidad recibe una notificación avisando que Almirón no puede entrenar en Europa al no cumplir con la normativa de la UEFA. A todo esto, Paquito Ortiz seguía a cargo del primer equipo pero ya sin tanto éxito, cosechando una derrota dando la peor imagen de la temporada en Vitoria ante un Alavés que era colista. El tiempo seguía pasando mientras la UD enviaba la documentación requerida por la RFEF para que fuera validada ante el ya famoso Jira Panel con el objetivo de encontrar una solución positiva para que Almirón se sentara en el banquillo.

Toda la atención estaba en las oficinas y la incertidumbre alrededor del banquillo mientras la UD afrontaba dos partidos vitales sin entrenador ante Espanyol y Getafe en apenas cuatro días. Empate que mereció ser derrota pero bien pudo ser victoria ante el cuadro perico y nueva decepción en el Coliseum, ya con Paco Jémez en la grada y con errores en el campo difíciles de ver en un equipo profesional. Casi un mes estuvo el equipo amarillo sin entrenador, con Paquito Ortiz como interino.

Foto: UD Las Palmas

Y cuando ya parecía que al menos habría algo de tregua la última semana del año, Paco Jémez tras las primeras 24 horas de entrenamiento decide prescindir de los dos fichajes del último día del mercado veraniego, Oussama Tannane y Loïc Rémy, quienes abandonaron la concentración y ya se les busca acomodo. De esta forma la UD se verá en la segunda vuelta sin sus dos principales incorporaciones veraniegas, Vitolo y el propio Rémy, pese a ser el máximo goleador del equipo con cinco tantos en liga y uno en Copa.

No obstante no fue lo único que ocurrió en esta última semana, ya que la entidad aprobó el mayor presupuesto de su historia, que se eleva a los 75 millones de euros. Además, llegaron Peñalba y Gálvez y todavía tendrán que llegar algunos más, por lo que se deben producir más salidas, quién sabe si la de uno de los capitanes. Pero esto ya será en 2018.

La UD Las Palmas cierra un año 2017 para el olvido, pero también para el aprendizaje y no repetir la sucesión de errores, tanto en el campo de juego como en las oficinas. Aunque no todo fue negativo, puesto que más de 30 años después se ha vuelto a ver a un jugador de Las Palmas llevando la camiseta de la Selección Española.

Paco Jémez llega dejando huella y ha dejado claro que en 2018 no va a permitir que se repitan imágenes que se han dado este año, como la de futbolistas fuera del horario permitido en las inmediaciones de locales de ocio, peleas entre compañeros u otros comportamientos no profesionales.

Los aficionados tampoco parecen dispuestos a seguir callados si siguen las malas decisiones y los continuos culebrones, de los que ya están cansados. Por ello, ya en dos ocasiones se han dirigido a los dirigentes en el palco pidiendo decisiones y responsabilidades. Sea como fuere, ante tal despropósito de año sólo cabe esperar que 2018 traiga un ánimo nuevo, con la esperanza de que es prácticamente imposible hacerlo peor. Porque año nuevo, vida nueva, también en la UD Las Palmas.

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