Era un partido de vida o muerte y la UD quiso responder. Aunque todavía quedan muchas cosas por pulir, los hombres de Paco Jémez dieron el do de pecho y demostraron ambición, ganas y, sobre todo, hambre sobre el césped.
Por arte de magia, o no. La UD Las Palmas todavía tiene pulso. Los amarillos siguen con vida después de tocar fondo en Montilivi y ante el Valencia la actitud de los hombres de Paco Jémez fue completamente distinta a la de otras tardes para el olvida. Con el hambre y las ganas por delante, los amarillos se sobrepusieron por primera vez esta temporada al mazazo de empezar perdiendo y consiguieron sumar tres puntos que son pura vida.
La clave del triunfo estuvo en el lenguaje corporal y en las sensaciones. La UD quiso mucho más que en otras ocasiones, fue capaz de creer en sí mismo y los jugadores saltaron con ganas de dejarse la piel. Ese cambio de cara, en muchas ocasiones, ayuda que los errores se vean de otra manera y afecten en menor grado; el gol de Santi Mina fue un fallo de Lemos, pero Las Palmas supo reaccionar desde su amor propio.
Esta semana ha sido muy dura para la entidad. Es cierto que esa situación se la habían buscado, pero después del funeral de Girona todo parecía estar mucho más cuesta arriba y los días han sido demasiado largos. El sábado 13 de enero de 2018 la UD parecía destinada morir ahogada a 19 jornadas del final, una cuestión bastante palpable por todos los que conforman el club, pero el equipo ha demostrado fe para salir adelante.
La cara que ha mostrado Las Palmas ante un rival como el Valencia de Marcelino ha sido la muestra de que con ganas y con hambre las partidos se pueden ganar de otra manera. No hace falta ser preciosista siempre. A este equipo sólo le pedía que murieran por la camiseta y por el escudo que llevan en el pecho, algo que pudieron dejar bastante claro prácticamente desde el primer minuto del encuentro hasta el último.
La magia no existe, pero esta UD tiene otro color. Cuando el oxígeno no llega bien a la cabeza y cuando hay que embarrarse hasta la cintura en el fragor de la batalla es muy importante no dejar de luchar, y eso es lo que ha hecho Las Palmas para conseguir tres puntos ante el Valencia: Creer. Ahora sí vemos a este equipo siendo capaz de salvarse a final de temporada. Jémez tiene trabajo, pero peleando así todo es más sencillo.