Errores en defensa… Y en ataque

Foto: Gabriel Jiménez


La UD Las Palmas va camino irremediablemente de regresar a Segunda División pese a sus esfuerzos por evitarlo en la segunda vuelta. Aunque la imagen y el rendimiento mejoró, los constantes errores en las áreas acabaron por condenar las opciones amarillas. A los fallos atrás se suman ocasiones muy claras que podían haber significado dinámicas muy diferentes.

Los números no engañan ni esconden una realidad. El descenso que tarde o temprano se confirmará de la UD a Segunda División es merecido porque ha sido durante prácticamente toda la campaña uno de los tres peores equipos de la competición. Con carrusel de entrenadores, numerosos cambios en la plantilla tanto en verano como el mercado invernal y, sobre todo, ganando sólo cinco partidos de 31, los datos así lo indican.

Pero estos números por un momento durante la segunda vuelta parecían poder voltearse. La UD lograba enlazar varios partidos consecutivos alternando victorias y empates, compitiendo bien incluso en las derrotas. Sin embargo, en el fútbol manda el acierto en las áreas y allí el equipo amarillo se ha desangrado.


Los constantes desajustes y errores defensivos, que han costado gran parte de los 63 goles que hasta ahora ha encajado la UD Las Palmas, podían haber sido menos graves en caso de tener una mayor efectividad en el área rival, máxime cuando durante la segunda vuelta al equipo amarillo le ha costado mucho llegar con peligro al marco rival.

Sin embargo, si en defensa no se ha estado bien, en la faceta ofensiva tampoco se ha estado mucho mejor. La UD es el segundo equipo menos realizador del campeonato con sólo 22 goles en su haber, varios de ellos de penalti. Ante el Levante llegó el primer y único gol en acción a balón parado en lo que va de temporada.

Y es que si Las Palmas ha concedido atrás, también ha perdonado mucho arriba. Sin ir más lejos, ante el Levante primero Ezekiel en los primeros instantes y, sobre todo, Calleri en la segunda mitad con empate en el marcador gozaron de ocasiones muy claras para haber mantenido la esperanza en el equipo amarillo. Pero no son los únicos errores que se recuerdan ahora que el descenso se antoja inevitable.

Sin efectividad no hay puntos

Se viene a la memoria del aficionado la ocasión que perdona Aguirregaray en Balaídos, al mandar el balón fuera con todo a favor y la Ud ganando 0-1. Ganar aquel partido suponía salir del descenso. Cómo olvidarse del día que Loïc Rémy pareció empeñado en fallar lo imposible en Getafe con hasta tres jugadas manifiestas de gol, una de ellas sin portero. El propio ariete francés perdonó hasta otras dos acciones muy claras de gol en Anoeta ante la Real Sociedad, encontrándose con Rulli y el poste en los instantes finales que hubiesen roto el empate final.

Aunque probablemente el recuerdo más doloroso en este sentido sea el penalti que Pau López detuvo a Jonathan Viera en el último instante para evitar una remontad balsámica de los amarillos. En ocasiones también se ha topado con la mala suerte, como el poste de Calleri en el Camp Nou con el choque empatado.

Lo cierto es que a la UD le ha faltado equilibrio, solidez y oficio, pero de haber tenido eficacia en las ocasiones claras que ha dispuesto en muchos partidos tal vez no tendría diez puntos de diferencia con el Levante. O igual si. Lo que no se puede negar es que de todos los males que han tenido los amarillos esta temporada, que no han sido pocos, uno de los más importantes ha resultado siendo el acierto en las áreas. Donde realmente se resuelven los partidos.