La UD Las Palmas ya está virtualmente en Segunda División y una de las primeras cuestiones que tiene que conseguir con el proyecto de la próxima temporada es devolverle la ilusión a su afición.
Un año aciago, un año para olvidar. La temporada 2017/2018 va a quedar enmarcada en rojo para la UD Las Palmas, pero para mal. Desde el comienzo del pasado verano, el club amarillo ha ido cuesta abajo y sin frenos gracias a una planificación deportiva demencial que acabado con el equipo en Segunda División, una cuestión a la que hay que añadir el desencanto de una afición que perdió la fe en su equipo.
Por esa razón, uno de los principales objetivos del nuevo proyecto con el que Miguel Ángel Ramírez quiere reiniciar a la entidad debe ser el de recuperar a toda esa masa social que no está contenta. El aficionado medio de la UD, tanto el que va al Estadio como el que no, tanto el que compra merchandasing como el que consume los partidos por televisión, ha demostrado su rabia por la situación del equipo y ha estallado.
El enfado es notable, se hace sentir en la calle, en los aledaños del recinto de Siete Palmas, en los bares y en las redes sociales. El aficionado amarillo ha aguantado lo indeseable y ha sufrido en sus carnes como se desmoronaba todo un armamento futbolístico con el que había disfrutado hasta hace no mucho. No hay más que pararse a escuchar cualquier conversación sobre Las Palmas para darse cuenta de ello.
De esa manera, es ahora el club el que tiene que ilusionar y el que tiene que volver a encandilar con un proyecto que haga que la gente vuelva al Estadio de Gran Canaria y que les haga de nuevo creer. La afición amarilla quiere un equipo que, más allá de los nombres y de los títulos que pueda haber ganado, se deje el alma en el campo, tenga señas de identidad canaria y que juegue un fútbol de toque que les represente.
El infierno de la Segunda División puede suponer una lección muy grande para un club como la UD ha querido jugar con fuego demasiado tiempo y para reconducir su relación con la grada. No es tiempo para echarse en cara ningún tipo de aspecto, sino para remar en una misma corriente que le dé a la entidad el respaldo que siempre ha tenido por parte de sus fieles, algo por lo que el club debe de ser el primero en dar un paso al frente
Hace unos meses, el propio Miguel Ángel Ramírez dijo que Las Palmas tenía que volver a enamorar y no lo consiguió, pero en el fútbol como en la vida existen las segunda oportunidades. Jugar en LaLiga 1|2|3 después de haber probado el caviar de Primera no es del agrado de nadie, pero el tiempo pone a cada uno en su lugar y es el presidente el encargado de renovar la ilusión en ese aficionado que lleva un año para olvidar.
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