Jairo, Nacho Gil… La languidez de las bandas de la UD

Foto: Gabriel Jiménez (udlaspalmas.NET)


Con las salidas de Loïc Rèmy, Tannane y Vitolo se fue todo el desborde que podían tener los amarillos en los costados, una cuestión que no se arregló durante el mercado de invierno por parte de la Dirección Deportiva. 

Cuando se analiza en frío el descenso de la UD Las Palmas son muchas las aristas que pueden acabar viendo la luz. De ese modo, es complicado centrarse en uno solo aunque es evidente que uno de ellos ha sido el poco gol que han tenido los amarillos a lo largo de este curso, una cuestión en la que no sólo entra la poca capacidad de los delanteros, sino también la inoperancia de los extremos a la hora de crear peligro desde las bandas.

La realidad es que los amarillos no han podido morder y tampoco han conseguido generar desde los costados hasta el punto de hacer añicos sus bandas. Con Rémy, Tannane o Vitolo, la UD sí que conseguía llegar arriba con algo más de normalidad y, además, atraían la atención de las defensas, pero tras la marcha de estos tres jugadores se quedaron huérfanos por completo y terminaron de romper el sentido del puzle.


A esta situación se le quiso poner remedio durante el mercado de invierno, momento en el que llegaron Nacho Gil y Jairo. Ambos aterrizaron en la isla con el objetivo de ser dos jugadores que, desde la velocidad, fuesen capaces de aprovechar desmarques, poner centros y generar desequilibrio en las líneas defensivas. Sin embargo, el experimento ha fallado con creces, siendo la llegada de ambos un auténtico fracaso.

El valenciano y el cántabro no han dado la talla, no han podido darle a Las Palmas lo que Las Palmas necesitaba hasta el punto de que, en muchos instantes de los partidos, parecía que no estaban en el terreno de juego. La incidencia de ambos ha sido nula y el equipo lo ha terminado pagando, aunque no son los únicos señalados.

Momo, Halilovic, Tana o un Hernán Toledo que ha demostrado ser de los pocos que, por lo menos, lo intentaba, tampoco han terminado de cuajar. De ese modo, la UD veía reducido sus espacios, veía que abarcaba menos campo del que debería y tampoco llegaba arriba, algo en lo que los laterales no ayudaron con su aportación.

Quizás haya sido Imoh Ezekiel, que llegó para jugar de delantero, el que mejor haya rendido en la banda, pero su participación ha sido escasa y, por ende, insuficiente.

Está claro que Jairo y Nacho Gil no han estado a la altura de las circunstancias. Aun así, cuando la UD descienda a Segunda División ninguno de los dos va a estar en la plantilla ya que son jugadores que están cedidos hasta el 30 de junio. Esta cuestión evidencia que Las Palmas se ha equivocado en su política de fichajes y que, en muchas ocasiones, tener jugadores que sólo están de paso no ayuda. Los números este año así lo reflejan.