Las constantes lesiones han sido un hándicap negativo para el conjunto amarillo durante esta temporada hasta el punto de competir durante los últimos 5 meses con una zaga incompleta en cuanto a efectivos se refiere.
No ha sido una temporada fácil para los servicios médicos de la UD Las Palmas. Las lesiones y los problemas físicos han mermado durante todo el curso a la plantilla en todas las líneas. De hecho, es amplio el número de jugadores que han tenido que pasar por la enfermería a lo largo de esta campaña al menos una vez y eso ha llevado a los técnicosque han pasado por la isla a convivir con esta situación con cierta resignación.
Uno de los casos más llamativos es el de la defensa, ya que desde la llegada de Paco Jémez el equipo amarillo durante el pasado mes de diciembre sólo ha podido contar con todos sus efectivos disponibles para un encuentro. El choque que enfrentó a los insulares contra el Athletic Club de Bilbao ha sido la excepción a la norma, pero en el resto de partidos siempre ha habido mínimo un hombre de la zaga fuera de combate.
Es por ello que con el alta médica de Pedro Bigas, que cayó el 6 de enero ante el Eibar y posteriormente recayó tras la cita en San Mamés, el entrenador grancanario vaya a poder contar con todos sus hombres de la línea defensiva por primera vez desde el 9 de febrero. Esto significa que la UD lleva más de 3 meses viviendo con una de las patas de la mesa cojeando dada la importancia del mallorquín en la plantilla insular.
Sin embargo, esta circunstancia no es el principal motivo del fracaso de Las Palmas. Aun así, es evidente que la merma atrás se ha notado con claridad ya que el equipo amarillo ha acumulado unos números atrás que hacen lógico el descenso de categoría. La baja de Bigas no ayudó a que Jémez pudiese emparejarle con Gálvez, una cuestión que ha privado a los amarillos de juntar al que quizás sea el mejor dúo de centrales del plantel.
A dos jornadas del final poco se puede hacer, pero es reseñable el entender que en una zona tan delicada como la defensa ha tenido que sobrevivir sin uno de sus baluartes. Lo normal es que con todos los zagueros disponibles la UD también hubiese descendido, aunque tampoco es menos cierto que las lesiones han acuchillado a los grancanarios de arriba a abajo a lo largo de estos casi 9 meses de penitencia por los campos de Primera.