Cuatro aviones, siete horas de guagua… Así son las odiseas del filial para jugar en Segunda B

Foto: Gabriel Jiménez (udlaspalmas.NET)


Muchos equipos de la Segunda División B se quejaron a principios de temporada de la presencia de Las Palmas Atlético en la categoría. Sin embargo, la realidad es que el filial amarillo es el equipo más perjudicado a la hora de desplazarse, teniendo que acumular muchísimas horas de vuelo y de guagua para competir. 

La insularidad. Ese ha sido uno de los grandes temas de conversación alrededor de la UD Las Palmas esta temporada. Durante este curso, han sido muchas las voces que han comentado que viajar hasta Gran Canaria es muy complicado y que la distancia es perjudicial para sus intereses, dejando siempre de lado un hecho lógico: los amarillos tienen que recorrer miles de kilómetros cada quince días para jugar lejos de la isla.

Esta última circunstancia ha afectado de forma notable al filial grancanario. El conjunto que dirige Juan Manuel Rodríguez ha visto como la tarjeta de su aerolínea correspondiente se llenaba de puntos y como se recorrían de arriba a abajo las autopistas de la zona sur de la Península. Los cachorros amarillos han tenido que lidiar con malas comidas, poco descanso y unas condiciones para competir poco recomendables.


«Que los equipos que vengan a Las Palmas se quejen… ¡qué te voy a decir! Manifestarme ahora en la última jornada no sirve de nada, pero me resulta gracioso», comenta el futbolista de Las Palmas Atlético, Pablo Santana en una entrevista concedida a este medio. El mediocentro, que ha vivido en sus propias carnes estas odiseas para poder competir en Segunda División B, no se corta a la hora de hablar de estos viajes.

Con un poco de resignación, Santana explica por encima cómo son los desplazamientos que tiene que realizar la UD cada dos fines de semana, señalando que tienen que coger «dos aviones para ir y dos aviones para volver, en total: cuatro. Además, tenemos que coger guaguas que, a veces son de una hora y media, pero cuando nos toca jugar ante el Mérida, el Extremadura o el Villanovense tenemos que hacer 7 horas de guagua».

No obstante, el centrocampista ex del Acodetti prefiere no decir que estas auténticas aventuras les afecta en cuanto a rendimiento porque los resultados están sobre la mesa, aunque sí que destaca que les «condiciona. Nos condiciona llegar a casa para ver a tu familia un domingo a la una de la mañana teniendo que entrenar al día siguiente. Las condiciones en las que hemos competido este año han sido un poco difíciles».

En ese sentido, Pablo Santana espera algún cambio por parte de la RFEF para que los amarillos puedan tener unas mejores condiciones a la hora de desplazarse y desea que la próxima temporada se «tomen medidas y nos lo pongan un poco más sencillo, con un cambio de grupo o con vuelos directos». Sea somo sea, la UD va a tener que pelear en los despachos para que sus chicos no tengan que acumular tantas horas de viaje.