El nuevo secretario técnico amarillo trabaja en la edificación del nuevo equipo amarillo en la sombra y desde el más puro secretismo con el objetivo de tener todo bien atado. No quiere que se le escape ningún detalle.
Nueva era en la UD. Toni Otero maneja el volante con mano firme. El directivo gallego, que llegó el pasado mes de mayo a la entidad, ha iniciado su camino en el conjunto amarillo con un discurso sobrio y directo con el que intenta eludir dar más información de la simplemente requerida. Esta circunstancia no es un defecto ni mucho menos, pero demuestra que prefiere llevar a cabo su labor desde un punto de vista de discreción.
Sin meterse en charcos y sin abrir la mano más de la cuenta, el que fuera director deportivo del Lugo prefiere ceñirse a la actualidad que tiene delante y no a la que puede llegar en poco tiempo. Tanto en la puesta en escena de Jiménez como en la de Nauzet Pérez ha eludido cualquier tipo de pregunta que no tuviera que ver con el protagonista que estaba siendo presentado, dejando claro que prefiere mantenerse al margen de todo.
De ese modo, su papel ante los medios está siendo bastante cerrado. No quiero ir más allá de lo que es el día a día, prefiere ceñirse al guion preestablecido y de ese modo es como está llevando su trabajo. A diferencia de Toni Cruz, que sí se mojaba mucho más en las salas de prensa, Otero ha tomado un papel de gambeteador verbal en el que se encuentra cómodo y con el que, de momento, se maneja a la perfección.
Puede gustar más o menos el estilo del vigués, pero está marcando las pautas de cómo quieren ser sus declaraciones durante este mercado de verano. Los periodistas van a querer sacarle toda la información posible, pero todavía no se le ha pillado en un renuncio durante sus comparecencias. Mantenerse a un lado parece su mejor opción y su mejor carta en la mano, una cuestión que marca una nueva línea en su puesto en la entidad.
