Elegido recientemente como uno de los capitanes, Juan Cala se ha convertido en una figura imprescindible en el once de Manolo Jiménez no sólo por su capacidad futbolística, que está plenamente contrastada y comprobada, sino también por ese carácter de líder que lleva intrínseco a su personalidad.
Uno di noi. Un futbolista leal. La historia de Juan Cala no es otra que la de un jugador profesional y un trabajador hasta la médula que allá donde va es capaz de dejar su sello. De hecho, ahora que el destino le ha traído hasta la UD, no ha tardado en ganarse el respeto de todo un vestuario en menos de dos meses para convertirse, siendo un recién llegado, en uno de los capitanes de este barco que busca regresar a la tierra prometida.
Una de las causas de esta elección es esa personalidad magnética que tiene el central. El sevillano es un jugador que va con todo y que es capaz de transmitir una seguridad contagiosa sobre el terreno de juego. Siempre defendiendo a sus compañeros, alentándolos o incluso corrigiéndoles sin importar su rol en la plantilla, Cala es todo un líder que sólo busca que el bien colectivo esté por encima del bien individual.
Sin embargo, eso no es lo único que le caracteriza. El jugador de Lebrija es una de las piezas más codiciadas que tiene Las Palmas ahora mismo en lo futbolístico. Rápido en la anticipación, fuerte a la hora de robar el balón y hombre referencia en el juego aéreo, el nuevo ’20’ amarillo es uno de los mejores centrales de la categoría y lo está demostrando con creces durante sus cuatro primeras actuaciones en su nueva casa.
De ese modo, su participación esta temporada va a ser muy importante para el devenir de un proyecto que quiere romper con todo para volver al lugar del que salió la temporada pasada. Cala es uno de los pilares sobre los que se sostiene todo lo que es esta UD Las Palmas y, si el sevillano sigue al nivel mostrado, los amarillos tienen un seguro de vida.
