Nefasto partido de los amarillos que tan solo mejoraron en los minutos finales del encuentro. Faltó ambición por parte de la UD Las Palmas para llevarse el encuentro y ya es algo a lo que se está acostumbrando la afición canaria.
Las Palmas protagonizó una primera parte bastante pobre, sin ideas en el centro del campo y sin intención aparente de querer crear peligro sobre la portería de José Juan. Fueron los locales, empujados por el Martínez Valero, los que proponían algo y hacían por romper el empate. El equipo de Manolo Jiménez tiene mucha pegada e incluso con la pobre primera parte cuajada, Rafa Mir estuvo a punto de adelantar a los amarillos con un disparo que se estrelló en la madera.
La imagen fue la misma en los primeros veinte minutos de la segunda parte. Las Palmas no demostró querer ganar el partido y solo se guardaba atrás en busca de algún fallo del rival para ganar el partido. La falta de juego es mucho más preocupante en estos momentos que la mala racha de resultados. No se divisa una idea clara de juego, parece que siempre se espera a que una genialidad salve el partido y se consigan los tres puntos a base de defender. El Elche fue superior durante 70 minutos y tuvo claras ocasiones para llevarse la victoria, que evitó un espectacular Raúl que se vistió de salvador en el día de hoy. Él, junto a Tana, fueron de los pocos que hoy se salvan en el conjunto insular. El canario intentó combinar y darle un plus al equipo, pero se encontró solo en el intento por llevar la iniciativa.
La entrada de Blum le dio un toque explosivo al equipo de Manolo Jiménez pero el alemán contó con pocos minutos en el terreno de juego y no puedo hacer demasiado. Inexplicable que un extremo como él no haya estado semanas atrás en el once o por lo menos convocado.
No sirve de nada tener los jugadores que posee la UD Las Palmas si la única idea que se tiene en mente es especular con el resultado hasta los últimos minutos. Los amarillos han vuelto a verlas venir, a no querer tener el control del partido y marcharse con un empate por ser poco ambiciosos.
