El lateral derecho gallego brilló con luz propia y demostró lo incisivo que puede llegar a ser con un poco más de libertad ofensiva. Su actuación en el Anxo Carro demostró que debe ser una de las piezas vitales de esta UD.
Dentro de lo que fue un nuevo descalabro amarillo, hubo un poco de luz con la gran actuación de Álvaro Lemos. El lateral diestro, convertido en carrilero para la ocasión en la tarde de ayer, fue lo mejor de una UD Las Palmas que dio síntomas de mejoría en la parcela ofensiva, volviendo completamente loca a la zaga del Lugo cada vez que decidía internarse por esa banda derecha que convirtió en suya.
Sus centros y su desborde fueron importantes para que los insulares pudiera tener sus oportunidades de, al menos, sacar un empate. De hecho, puso el córner que acabó en gol de Cala y le sirvió en bandeja a Maikel Mesa el segundo con un centro más que medido. Prácticamente, basó su juego en ofrecer una ayuda para abrir el campo constante, aunque también participó en alguna tarea defensiva.
Sin embargo, quizás el mejor mensaje que envió Lemos con su brillante actuación fue el de que esta UD necesita jugar con extremos. En ese sentido, las entradas de Blum y Fidel remarcaron esa necesidad de los amarillos de mejorar las variantes ofensivas que abran el juego para añadir más armas a las que puede acumular arriba un Paco Herrera que desearía tener algo más de tiempo.
A pesar de todo, quizás esta derrota sirva de una vez por todas como antídoto a todos los males que está viendo Las Palmas en las últimas once semanas y el técnico catalán dé con la tecla de una vez por todas. Lemos le mostró un poco el camino y es ahora el preparador el que tiene que coger el guante. Espera el Tenerife y espera una final en la que, el perdedor, saldrá bastante noqueado.