El presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, salió al paso de los rumores de ofertas por la compra de su paquete accionarial. El mandatario posee en torno al 80% de las acciones del club, y reconoce que ha tenido dos ofertas de inversores extranjeros para hacerse con las riendas del club. El empresario apela al sentimiento de arraigo como motivos para rechazar sendas ofertas, pero anuncia una encuesta entre accionistas para que éstos sean quienes valoren la posible venta del club.
Tras el balance de la nefasta temporada de la UD Las Palmas, el presidente comentó las opciones de venta del club. Según comentó, «cuando el río suena; agua lleva», por lo que reconoció que ha tenido dos ofertas del extranjero. Ramírez señalaba que ha tenido dos ofertas pos su paquete de acciones: «Una de un grupo inversor chino y otra de un grupo americano y ruso. 140 millones en Primera y 120 millones en Segunda. Eso es lo que me pagan y no he aceptado», decía. Además, añadía que esas ofertas no caducan el 30 de junio, por lo que seguirán vigentes a largo plazo.
¿Los motivos? Según Ramírez, puro sentimentalismo: «Si bien las acciones las ostenta una propiedad mía, no soy el propietario del sentimiento, colores y escudo de nuestro club. Es un legado de nuestros antepasados de cinco equipos que se unieron para que un único club nos representara a todos. Yo no voy a ir nunca contra ese sentimiento. Si algún grupo empresarial canario quisiera comprar las acciones, negociaré. Pero jamás vendería el club a alguien que no tiene arraigo canario. Ellos no sabrían valorar el significado del club en nuestra sociedad», argumentaba.
Eso sí, Ramírez quiere dar a entender que la última palabra en torno a la posible venta será de los propios accionistas a través de una encuesta en la web del club: «Quiero que en nuestra web tengamos un espacio donde nuestros accionistas puedan decidir el futuro del club. Si me habilitan para vender el club a un equipo ruso o japonés, lo haré. A partir de ahí, me quito de toda responsabilidad. Si yo vendo el equipo a una entidad extranjera que quiera mover el club a otra localidad, es una posibilidad legal como ha sucedido en Murcia o Granada. Si los accionistas quieren eso, van a poder manifestarlo en esa encuesta. Si tengo que cambiar mi decisión, no dudaré en hacerlo. Siempre seguiré siendo aficionado de la UD Las Palmas».
El presidente dejó claro que no ha pensado en dimitir: «Este club es un equipo de fútbol pero quien manda son los accionistas. Yo vine a rescatar a este club cuando nadie quería. Yo he cubierto todas las ampliaciones de capital. Este año ha habido una ampliación de capital y nadie ha ido. Si nadie acude a ella, acudiré yo. A mí me podrán querer más o menos, entiendo que la situación deportiva no tiene justificación. Pero yo voy a seguir siendo el presidente de la UD Las Palmas mientras sea el accionista mayoritario».
Por último, Ramírez defendió su ausencia en los partidos como local de la Unión Deportiva porque no tiene «el don de la ubicuidad». Lo justificaba con lo siguiente: «Forma parte de mi vida privada. Si no estoy en el Estadio de Gran Canaria es porque creo que no tengo que estar. Estoy perfectamente representado por mi vicepresidente, Nicolás Ortega. El lunes regreso a Miami y tampoco estaré el fin de semana en el Estadio. Intentaré estar en el último partido ante el Girona», sentenció.