Los secretarios técnicos pueden rotar, pero la estrategia no varía: la UD apura hasta el último suspiro como medida de negociación a la hora de renovar a sus jugadores. La fecha del 30 de junio se acerca peligrosamente, y los futbolistas deben responder antes de dicha fecha para no verse sin equipo.
Ya sea para fichar o para renovar: la UD Las Palmas no se caracteriza precisamente por madrugar a la hora de realizar las operaciones de mercado. Hay decenas de ejemplos de refuerzos que aterrizaron sobre la bocina, pero en los últimos veranos también se han visto renovaciones cerca del 30 de junio. En este caso, a cinco días de que varios jugadores finalicen su vinculación con la entidad amarilla, varios representantes siguen a la espera de una llamada para cerrar su continuidad.
El caso más llamativo es el de Javi Castellano. A diferencia de su hermano Dani – que renovó hasta 2020 -, el mediocentro renovó motu propio por un solo año con el objetivo de demostrar su valía. No lo consiguió en Primera pero quiere hacerlo en una categoría en la que ha sido el rey del centro del campo en todas sus temporadas. Según informa La Provincia DLP, la primera propuesta del club ha sido insuficiente para Castellano, que espera una próxima llamada esta semana.
La única operación cerrada del primer equipo ha sido la de Momo, cuya vinculación se ha prolongado hasta 2019. Curiosamente, su caso se ha cerrado mucho antes que el del capitán, David García, cuya primera oferta ha sido a la baja y el capitán desea ver reconocido su esfuerzo con mayores emolumentos. La espera es tensa para el gran líder del vestuario.
El caso que parece cerrado es el de Michel Macedo. El discreto rendimiento del brasileño en su segundo año de amarillo y la incorporación de Álvaro Lemos no hace presagiar que vaya a seguir vistiendo la camiseta de la UD Las Palmas. Los teléfonos echarán humo esta semana y Toni Otero, siguiendo la estela de Toni Cruz y sus secretarios técnicos, tiene deberes por delante tras las fiestas de San Juan.
