El que fuera entrenador y jugador de la UD Las Palmas vivió la época dorada del cuadro azulgrana cuando a finales del siglo XX tocaron el cielo con un ascenso a Primera División. Además, también fue secretario técnico y presidente del club con el que volverá a encontrase mañana aunque, en esta ocasión, como rival.
Un reencuentro con la historia. Juanito Rodríguez, actual asesor del presidente de la UD Las Palmas y miembro de la Comisión Deportiva, volverá al pasado mañana cuando le toque sentarse en el palco del Estadio Francisco de Hera. El directivo amarillo formó parte de los capítulos más importantes de la historia del Extremadura cuando el club azulgrana tuvo la oportunidad de jugar, nada más y nada menos, que en Primera, siendo el ahora directivo amarillo uno de los jugadores importantes de esa brillante etapa.
Durante las cuatro temporadas que estuvo en Almendralejo, el tinerfeño jugó dos cursos en Primera y dos en Segunda, viviendo un ascenso y dos descensos. En ese tramo de su carrera en el que la retirada iba haciendo acto de presencia, Juanito encontró acomodo en un lugar donde se pudo desarrollar tanto personal como profesionalmente. De hecho, guarda buenos recuerdos de esa época tal como confesó en una entrevista en la radio oficial del Extremadura, reconociendo además que conserva amistades en la ciudad.
Tras su adiós al fútbol pasó directamente a los despachos, convirtiéndose en secretario técnico del cuadro extremeño. Sin embargo, su gran paso dentro del club azulgrana fue el convertirse en presidente. A finales de 2001 se presentó a las elecciones y entró en la carrera por convertirse en máximo mandatario de la entidad, consiguiéndolo para estar un año y medio en el cargo. Ya en 2003 decidió dejar la presidencia alegando que quería centrarse en su carrera como entrenador, cerrando así una etapa en la que fue «muy feliz» según explicó este mediodía en los micrófonos de Canarias Radio La Autonómica.
Una refundación y 15 años después, Juanito Rodríguez vuelve a cruzarse con un club al que le guarda mucho aprecio a pesar del paso del tiempo. Porque hay amores que perduran y que no se terminan de olvidar nunca.
