Por mucho que se empeñe la actual tendencia en el fútbol moderno de tratar este deporte como un negocio, el fútbol sigue siendo de los aficionados. El dinero lo ponen principalmente las televisiones y se mueve entre los clubes, pero el sentimiento sigue siendo de los aficionados. Y sin sentimiento no hay fútbol.
Hablo del sentimiento porque pasan los años, jugadores, entrenadores, directivos, etapas… pero el sentimiento sigue, la UD Las Palmas sigue siendo la UD Las Palmas para lo bueno y para lo malo. Un sentimiento que, pese a todo lo ocurrido especialmente durante la última temporada en Primera, coleccionando decepciones, ridículos y situaciones surrealistas, se mantiene ahí y es capaz de reanimarse y volver a ilusionarse para una temporada en Segunda División.
Una de las heridas más grandes abiertas durante la pasada temporada -y que ya amagaba con emerger tiempo atrás, pero difuminada con los buenos resultados- es el distanciamiento entre equipo y afición. Una serie de malas decisiones y errores que lo más grave que provocaron no fue un descenso, sino la pérdida del espíritu que nació el 22 de junio de 2014, cuando todo el entorno de la UD Las Palmas se unió para hacer la fuerza, dejar atrás la tragedia ante el Córdoba y llevar en volandas al equipo a Primera un año más tarde.
Esta temporada cambió prácticamente todo. Una plantilla nueva, entrenador nuevo, director deportivo nuevo… Era necesario cambiar el chip y limpiar el mal ambiente que todavía permanecía presente tras una temporada inolvidable para lo negativo. Poco a poco ese ambiente se va despejando, los aficionados vuelven a desear que llegue el día del partido y sienten esos nervios previos al pitido inicial de un partido de la UD.
Normalmente, cuando se comete un error grave es difícil recuperar la confianza de quien se siente defraudado o decepcionado. Eso puede servir para explicar que durante los tres partidos de liga en el Estadio Gran Canaria sólo hayan acudido 12.000 espectadores. Pero el fútbol y generalmente el deporte siempre da posibilidad de reválida y la UD Las Palmas trabaja para tener la suya, volver a ganarse la confianza del aficionado y recuperar una relación que va más allá de jugadores, entrenadores o directivos.
Este domingo llega a Gran Canaria el principal rival de la UD en el objetivo del ascenso, un equipo que sólo sabe lo que es ganar. Más allá del espectáculo y emoción que se intuye de un partido entre dos colosos de la categoría, este domingo es un buen día para ir al Estadio Gran Canaria. Por el recibimiento en Fondos de Segura, por recuperar el ambiente de las grandes citas, por disipar aún más la decepción que siguen teniendo muchos aficionados por los errores de los últimos tiempos. Un buen día para seguir haciendo las paces, para que UD Las Palmas y afición vuelvan a ser sólo uno, más Unión Deportiva que nunca.
Artículo de opinión escrito por: Gerardo Mayor, redactor de udlaspalmas.NET
Twitter: @GerardoMayor