El ‘Loberismo’ pide prudencia, por Miguel HERNÁNDEZ



Hacía muchas temporadas que la Unión Deportiva Las Palmas no mostraba un nivel tan elevado como el que ahora disfruta. Los pupilos de Sergio Lobera compiten ante todos sus rivales, sea cual sea su pedigrí. En las asignaturas pendientes de los últimos cursos estaba un valor fundamental en el deporte y en la vida: aprender a ser ambiciosos. Los amarillos, por alguna u otra razón, siempre veían frenadas sus nimias rachas cayendo en la desolación. Este año Lobera ha insuflado un nuevo aire al vestuario. Once citas consecutivas imbatida hablan a las claras del nuevo escenario que el Loberismo ha implementado en el representativo canario.

Tácticamente los amarillos cumplen, la máquina colectiva mezcla a la perfección y las individualidades aparecen para ser determinantes. Ante el Huesca surgieron dos nombres propios: los de Momo y Nauzet Alemán, asistentes y goleadores. En anteriores citas lo fue Vitolo. Pronto tendrán protagonismo otros nombres como premio a su constante esfuerzo. Cuando existe confianza en el bloque las posibilidades de cada jugador aumentan exponencialmente. Con trabajo solidario y mucho sacrificio se ha revertido una situación calificada de insostenible hace escasos dos meses.

Por primera vez en el curso los amarillos duermen en la planta donde quieren estar. Después de tantos proyectos fracasados, repletos de mediocridad y conformismo, el cuerpo pide lanzar las campanas al vuelo. La euforia es un estado apetecible, incluso entendible tras un saco de penurias y decepciones. El Loberismo invita a soñar, desde luego, pero su doctrina sensata también debe ser imitada por el parroquiano: vivir el presente, no en el futuro, sostiene el técnico en sus apariciones públicas. Plantearse los objetivos partido a partido y ser moderados dentro del ambiente triunfalista innegable, repite Lobera habitualmente. Un sacrificio importante que al final del viaje se convertirá en un grato recuerdo.


por Miguel Hernández
 @mhernandez
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