Todo el que viera el partido del pasado fin de semana entre la UD Las Palmas y el FC Barcelona B pudo intuir un cosa cosa: el objetivo del equipo amarillo era intentar sorprender a la defensa azulgrana cogiéndole la espalda. El balón apenas pasaba por el centro del campo. Por momentos, no solo era la primera opción, sino que parecía la única. Tato y Chrisantus se hartaron de correr y desmarcarse para intentar aprovechar lo adelantados que jugaban Sergi Gómez y Muniesa, los dos centrales alineados por Eusebio Sacristán. Así llegó el primer gol, con un sensacional pase de Momo, y también otras ocasiones, en las que los delanteros locales intentaban aprovechar los pases en largo de los centrocampistas. Luego, el partido se volvió loco, como el tiempo estos días.
¿Fue un planteamiento para un solo partido? ¿O es una tendencia cada vez más acentuada en el juego de la UD Las Palmas? Todo parece indicar que lo que sucede es lo segundo. Y la definitiva colocación de Nauzet Alemán como mediocentro tiene mucho que ver. A pesar de que los partidos de pretemporada y las primeras jornadas de liga parecían indicar que Las Palmas iba a ser un equipo que jugara a posesiones largas (ya saben, tres centrocampistas, Vitolo por el medio, el partido «fantasma» de Santander…), el desarrollo de la competición ha llevado a Lobera a apostar por un equipo cada vez más vertical. Un 1-4-4-2 que casi es un 1-4-1-4-1 en el que Nauzet se descuelga de Hernán para llegar desde la segunda línea al área, algo que, dicho sea de paso, no lo está haciendo muy a menudo.
Que el ex del Valladolid rinde mejor en la banda es algo bien conocido, pero no es despreciable su trabajo en el medio, especialmente en la faceta defensiva, desconocida hasta ahora en él. Dejarlo en su puesto natural supondría mover a Momo o a Vitolo (seguramente a este último, pues al primero no se le conocen aptitudes para jugar fuera de la banda). ¿Valdría la pena ese movimiento de piezas? Vitolo pasaría a jugar casi de delantero, Nauzet recuperaría su territorio y entraría otro mediocentro junto a Hernán. ¿Pero quién? Ninguno los jugadores disponibles en esa posición ha demostrado que merezca el puesto; ninguno está cerca del rendimiento de Nauzet.
Por tanto, se llega a una situación en la que Lobera tiene que elegir: o bien seguir con una disposición más «natural» de los jugadores, o bien sacrificar el control del balón y apostar por la verticalidad. Y elige la segunda opción. Cada vez, la UD Las Palmas es más directa, rápida y vertical en su juego. Y curiosamente, lo es más en casa que fuera, con el peligro que eso conlleva. Si el equipo rival acepta el reto, podemos ver partidos muy abiertos. Si no lo hace, como el Girona, por ejemplo, sí se puede ver a los amarillos encerrando a su oponente, pero más por empuje que por juego combinativo.
El sábado pasado fueron Tato (no tardará en ganarse el puesto) y Chrisantus, pero esa idea de juego adquiere más contundencia con Vitolo y Thievy, ambos ideales para salir al contragolpe y hacer ataques muy rápidos.
por Darío Ojeda
@DarioOjeda
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