OPINIÓN | “Final del partido en la Nueva Condomina, la SD Ponferradina vence al Real Murcia y desplaza a la Unión Deportiva Las Palmas de los puestos de play-offs de ascenso a Primera División”. Pum. Contundente y sin anestesia. Esta la realidad que vive nuestro equipo tras haber especulado con su posición en la tabla clasificatoria durante el último mes y medio de competición.
Por primera vez en diez jornadas Las Palmas no ocupa puestos de promoción de ascenso, algo que duele más a sabiendas de que sólo restan dos fechas para el fin del campeonato y que el conjunto amarillo no depende de sí mismo. En plena crisis de juego y de resultados, la noticia ha llegado como un mazazo a las esperanzas e ilusiones generadas durante todo el campeonato en nuestros corazones, el de los amantes de este club. Cada uno de los goles de la Ponferradina han sido una piedra más sobre los hombros de una parroquia ya de por sí se siente castigada en los últimos tiempos debido a las actuaciones de su propio equipo.
Ahora bien, tenemos dos opciones. Por un lado, podemos quedarnos en nuestro sitio lamentándonos por la ocasión fallada, sufriendo porque será muy difícil volver a vivir una situación similar el próximo año, criticando a esos jugadores que lucen la camiseta por la que nosotros nos dejaríamos el alma si tuviésemos la oportunidad de vestirla. Podemos dar por concluida la temporada y dedicarnos a dar un discurso pesimista a todo el que se acerque a preguntarnos por el equipo. Podemos hincar las rodillas y claudicar.
Sin embargo, yo prefiero la segunda opción. Durante muchos años hemos presumido de ser una de las mejores aficiones del fútbol español, aquella que ha logrado meter a más de 20.000 aficionados en partidos de Segunda División B, la misma que mantiene una de las mejores cifras de abonados de la Liga Adelante y que cada fin de semana registra una de las mejores entradas, la que nunca falla. Es el momento de demostrarlo.
Es duro ver cómo habiendo tenido tan cerca el ascenso el equipo ha desaprovechado la oportunidad, cómo pudiendo pelear por ascender de manera directa ahora nos vemos abocados a pelear por entrar en la promoción. Sí, es muy difícil de asimilar cómo es posible que hayamos llegado hasta esta situación, pero ya habrá momentos para analizar y valorar la temporada cuando ésta haya concluido.
Ascender a Primera División es más complicado que hace una semana pero mucho más fácil de lo que ha sido en los últimos once años. Es cierto que el equipo no atraviesa su mejor momento pero es precisamente ahora cuando la afición debe acudir al rescate y hacer de tripas corazón con su decepción para animar al equipo. Ganar dos partidos y esperar que la Ponferradina no haga lo mismo es una empresa de dudosa probabilidad de éxito pero seguro que será más complicada si los jugadores nos cuentan con el aliento y el apoyo de sus incondicionales.
Toca responder desde la grada como no lo ha hecho el equipo sobre el césped. Hay que recordar a quien lo ha olvidado que el patrimonio más importante con el que cuenta este club es su afición. “Con ‘poquito’ que nos den, damos la vida por el equipo”, decía la campaña de abonados de este año. Hagamos honor a ella. No decaigamos ahora. Esta afición nunca falla.
[box size=»large»]por Nauzet Robaina
@NauzetRo
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