CONTRACRÓNICA | Una primera parte de dominio y posesión, un gol a balón parado salvador y una segunda mitad de saber sufrir y defender con solvencia. Cambiando al Villarreal por el Eibar y el coqueto estadio castellonense por Ipurúa, se podría decir que la Unión Deportiva Las Palmas ha jugado dos partidos prácticamente similares que le han reportado dos vitales triunfos a domicilio, que encadenados con la goleada al Getafe, suponen la mejor racha de la temporada.
Ya son nueve puntos de nueve posibles los que ha sumado el representativo después de los sonados incidentes del carnaval de la capital. Parece que había que tocar fondo para que la plantilla de Quique Setién sacase su gen más competitivo y diese la vuelta a la situación como así ha ocurrido. El mismo plan que funcionó en el estadio del Eibar volvió a dar réditos favorables en la visita de la expedición rosa, en este caso, a El Madrigal.
Aún con la baja de Roque Mesa, que hacía prever un cambio de sistema para medirse al ‘submarino amarillo’, el técnico cántabro fue fiel al guion y mantuvo también la disposición de 4-1-4-1 que se ha convertido en la panacea de los resultados para el equipo canario. Montoro hizo de Roque, Lemos actuó como si fuese Aythami y Nili se coló en el once por la lesión de Tana en el entrenamiento del día anterior, obligando a Momo a centrar su posición. Mismo planteamiento con distintos futbolistas pero con la misma eficacia en la idea de juego.
Como ya suele ser habitual en todos los partidos de Las Palmas, tanto fuera como en casa, la personalidad para querer asumir el ritmo del encuentro se presupone como rasgo característico del combinado canario esté enfrente el rival que esté. Ante todo un Villarreal, que presume de ser uno de las escuadras que mejor fútbol practica de la máxima categoría, los de Setién se hicieron con la pelota y no quisieron compartirla. Esa tenencia permitía que todo el engranaje funcionase y que la maquina no se partiese por la mitad pese a contar con un sólo pivote.
En ese contexto de juego en el que la Unión Deportiva se impuso al conjunto local apareció un elemento diferencial, un jugador que no paró de correr en toda la primera mitad. Nili Perdomo luchó cada balón como si fuera el último, apuró cada carrera como si le fuese la vida en ello y amargó la tarde a Adrián Marín encarándole cada vez que tenía ocasión. En su debut como titular en Primera División, el canterano hizo un partido de esos que no se olvidan fácilmente. Para repetir la hazaña de Ipurúa solo faltaba redondear el gran primer tiempo con un gol a balón parado y ahí apareció la cabeza de David García para emular a Bigas y anotar un gol de oro con el que marcharse a vestuarios.
Cuando hay puntos en juegos, no todo puede ser como en un cuento y, por tanto, no podía ser todo color de rosa durante tanto tiempo. Así pues, a los once jugadores que defendían los intereses del cuadro canario les tocó sufrir y bajar al fango para jugar ese otro fútbol que tan bien están madurando y desarrollando en sus últimas actuaciones. Como pasó ante el Eibar, el rival no pudo anotar ante un Javi Varas que ya suma tres partidos seguidos sin recoger esféricos de sus redes. Y todo ello antes de recibir al mayor miura, ese que a primera hora de la jornada endosó siete goles al equipo revelación de la Liga. Sin embargo, el camino de Las Palmas últimamente sólo tiene rosas y no espinas y sus éxitos tienen un guion marcado. Uno que funciona en base a la incondicional fe de su entrenador.