Tarde redonda para la Unión Deportiva Las Palmas. Remontó creyendo en su estilo, con fútbol, con toque, con escuela, con casta. Los tres puntos saben a salvación. El descenso, a ocho puntos. Y el Valencia, tocado.  

Un estilo de juego como el que ha implementado Quique Setién en la Unión Deportiva tiene sus riesgos. Y enormes tardes de gloria, también. La obligación de no dar pelotazos, de querer siempre jugar el balón a ras de césped, desde la pausa y con especial protagonismo del portero para facilitar la salida del balón invita a algún error. Iba a suceder. Tarde o temprano. «El error no es de Javi Varas, es mío», subrayó Setién al concluir el partido. Pero es su mismo estilo el que ha logrado enamorar a la afición amarilla. Un guión hermoso de superación para una Unión Deportiva que acaricia con los dedos la permanencia.

Los grancanarios alcanzan el campamento base de 36 puntos -todavía insuficientes-, superando al Valencia en la clasificación y dejando el descenso a ocho puntos y el golaveraje. Muy mal se tendrían que dar las cosas en estas últimas jornadas a los amarillos. La UD es un equipo fiable. Cree en su estilo, en una idea. Y el nivel que da es impresionante.


El duelo ante el Valencia estaba marcado en rojo en el calendario. De ganar, la UD conseguiría un paso notable hacia la salvación, hacia una temporada cuya tendencia es la tranquilidad en las últimas jornadas. Todo un regalo a un trabajo repleto de méritos.

La UD salió al partido algo dormida. Y en el minuto 2 se confirmó. Varas trató de jugar el balón a Lemos, Rodrigo consiguió leerle la intención, le robó el pase y marcó el 0-1. El gol, que iba a suceder alguna vez en el curso, enfrió a la UD. Se precipitó en sus intentonas, en la enorme pasión que desbordaba a las más de 27.000 almas que se citaron en el Estadio de Gran Canaria.

El Valencia, parapetado desde el primer instante, cerró espacios, se metió atrás y se metió en la trinchera. La UD, sin espacios, sufrió. Trató de hacer en varias ocasiones batallas por su cuenta -como El Zhar, por la derecha, terriblemente impreciso- y no encontró continuidad al juego.

Un disparo repelido por Alves de Willian José, un penalti no pitado de Mustafi al propio brasileño dentro del área (minuto 38), y varias jugadas a balón parado, fueron el escaso bagaje ofensivo de una primera mitad para olvidar de la UD. Tras el descanso, todo cambiaría.

Willian transforma el penalti para el 1-1 / Toño Suárez (udlaspalmas.net)
Willian transforma el penalti para el 1-1 / Toño Suárez (udlaspalmas.net)

Vendaval amarillo

Tras la reanudación la Unión Deportiva se encontró a sí misma. Tuvo pausa, tranquilidad, buscando los automatismos interiorizados por cada futbolista. Roque al interior, el interior al extremo, el extremo al interior… si se puede avanzar, se avanza. Si no, se vuelve a empezar. El Valencia comenzaba a hacerse pequeño. A meterse más atrás. A parecer un equipo pequeño. Triste deambular el de este conjunto que cuadriplica el presupuesto de un rival que le borró del campo en la segunda mitad. Baño absoluto.

Momo, Jonathan, Roque y Tana acrecentaron sus figuras. Pidieron el balón, se asociaron y montaron la gozadera. El Valencia, literalmente, flipaba. Le venían por todos lados. El fútbol se imponía. Era cuestión de tiempo.

Tana en el minuto 49 era derribado en el área por Javi Fuego -el colegiado le perdonó la segunda amarilla-. Jonathan Viera volvió a asumir la responsabilidad. Tiró de Panenka, y con suspense tras una ligerada parada de Alves, entró. La UD tenía medio trabajo hecho. Quedaba todavía mucho que contar.

Varas sacó una mano prodigiosa a un potente disparo de Piatti. Fue la única vez que apareció el Valencia junto a una acción aislada de Alcácer que no logró a conectar un centro ya con el 1-2. Diego Alves evitaría en numerosas ocasiones los goles amarillos convirtiéndose en el mejor de los che.

Entró el balón en la acción más surrealista. Momo centró con fuerza, despejó Santos, Mustafi estaba de espaldas y el balón rebotó hacia dentro de la portería. Las Palmas se ponía por delante. Algunos le podrán llamar fortuna. De alguna manera tenía que entrar (min. 63).

Willian y Araujo, en una ocasión clarísima en mano a mano, tuvieron la sentencia. La tensión se prolongó hasta el final. Tana y Roque se hicieron dueños del balón, ayudados por Vicente y Montoro, que entraron para cimentar el medio del campo en los últimos minutos.

Al final, algo de sufrimiento. Brazos en alto. Y viene siendo algo habitual en las últimas fechas. El estilo amarillo le jugó una mala pasada a Varas, pero fue el propio estilo el que desarboló a un Valencia que mira hacia abajo. Una enseñanza impagable. La UD aspira a la permanencia de manera tranquila. Y todo ello a través de una idea inculcada por Quique Setién, que divierte, que funciona y que enamora.

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Imagen de la celebración del 2-1 / Toño Suárez (udlaspalmas.net)
Imagen de la celebración del 2-1 / Toño Suárez (udlaspalmas.net)

CRONICA_ficha

Unión Deportiva Las Palmas 2-1 Valencia Club de Fútbol

Unión Deportiva Las Palmas: Varas; David García, Lemos, Aythami, Dani Castellano; Roque, Tana, Jonathan Viera (Araujo, min. 74); Momo (Montoro, min. 82), El Zhar (Vicente, min. 70) y Willian José. Entrenador: Quique Setién.

Valencia Club de Fútbol: Diego Alves; Barragán, Santos, Mustafi, Siqueira; Parejo, Javi Fuego, Piatti (André Gomes, min. 67), Danilo (Feghouli, min. 62), Rodrigo; y Alcácer (Negredo, min. 80). Entrenador: Pako Ayestarán.

Goles: 0-1, Rodrigo, min. 3; 1-1, Jonathan Viera (p), min. 49; Mustafi (pp), min. 63.

Árbitro: Pérez Montero, colegiado andaluz. Amonestó a Willian José y a Roque por los locales; y a los visitantes Barragán, Piatti, Javi Fuego y Mustafi.

Incidencias: Jornada 31ª, 27.041 espectadores en el Estadio de Gran Canaria.