
El equipo de España de fútbol calle.
Las claves:
* España disputará el IV Mundial de Fútbol Calle en Sudáfrica con ocho personas sin hogar que duermen en el Centro de Acogida San Isidro.
Luis, el Araña; Beppe, Paco, Alfredo, Lolo, José Ignacio, Jesús y Quique, ocho personas sin hogar que duermen cada noche en el Centro de Acogida San Isidro, se desplazarán a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) para disputar, del 23 al 30 de este mes, el IV Mundial de Fútbol Calle. Son la otra selección, conocidos por sus rivales como los españoles alegres por su carácter jovial y bullicioso.
Allí estarán otros 47 equipos, formados por matones del Bronx, heroinómanos, abuelos de las calles, alcohólicos o, simplemente, «personas que no han tenido otra opción», como afirma Saúl Rodríguez Sánchez, coordinador de esta selección.
El entusiasmo que los invade los llevó a entrenarse durante todo el verano en las instalaciones deportivas del Canal de Isabel II, a pleno sol, desde las tres de la tarde hasta las seis, y, según Paco, de 56 años y que hacía 32 que no daba una patada al balón, eso es lo que le falta a la selección absoluta: «Son unos señoritos. Nosotros, sin cobrar un duro, ponemos más ganas».
Otra oportunidad
Aparte del aspecto deportivo, lo importante es que gracias a actividades como ésta, promovida por la Fundación Rais, los jugadores se crean que existe una segunda oportunidad para ellos.
De las siete personas que representaron a España en el mundial del año pasado, celebrado en Goteborg (Suecia), cuatro (Álvaro, Chino, Juan y Juan Antonio) viven ahora de forma independiente y tienen trabajo como vigilante, montador de andamios, pintor o pescadero.
José Ignacio. 41 años.

Nacido en Melbourne (Australia). Es el capitán. "Hace un año que estoy fuera de las drogas, y hacer deporte ha mejorado mi salud. Cuando vuelva de Sudáfrica me pondré a trabajar, porque he terminado un cursillo de carpintería".
Lolo. 31 años.

Madrid. Su novia se llama María del Mar. "Llevo tiempo con la metadona y el fútbol me ha motivado para hacer otras cosas como, por ejemplo, dedicarme al huerto, ver cómo crecen las cosas que plantamos y comérnoslas".
Alfredo. 25 años.

Guinea Ecuatorial. "Llegué con 11 años a España y las cosas se empezaron a complicar por el alcohol. Siempre me ha gustado viajar y conocer nuevos sitios. Lo importante es participar, pero también ganar".
Paco. 56 años.

Andújar (Jaén). "He llegado a esta situación por la bebida y porque mi familia me abandonó. Me estoy recuperando y, en breve, trabajaré como vigilante o en una portería. Al campo saltaré con castañuelas y con una camiseta con un toro".







