Por desgracia, no ha habido hasta ahora un entrenador capacitado para extraer rendimiento a este pedazo de crack. Porque David donde nunca tiene que jugar es en el círculo central o en tierra de nadie. Este es el tipo de futbolista para estar merodeando el área porque por ahí puede ser letal.
Difícil, muy difícil quitarle el balón, pues su técnica impresionante hace que lo lleve pegadito al pie. Eso sólo está al alcance de fueras de serie. Sin duda tiene carencias, pero serían intrascendentes si, como exponía anteriormente, un técnico cualificado, y, desde luego un mejor centro del campo, supusieran una ayuda y no un estorbo. No es organizador, ni debe serlo, ni extremo, ni gaitas. Es el más clásico mediapunta, de último pase, de dos regates eléctricos y llegada al área, o, sobre todo de provocar un río de faltas en las inmediaciones del área.
Porque lo de ir detrás de un contrario o estar pendiente de un otro es hacerlo desaparecer, y eso es lo que han hecho todos los entrenadores que ha tenido, por culpa de los siempre necesarios pero la mayoría de las veces coercitivos, ramplones y conservadores métodos, el típico "ataque de entrenador".
Mientras, se le pasan los años, y lo que pudo ser una verdadera estrella, se diluye como un azucarillo. Que pena tan grande, querido Moco.
