OPINIÓN | La ajetreada actualidad de la Unión Deportiva Las Palmas nos impide hacer, en ocasiones, reflexiones más allá del día a día, del debate rutinario de turno del entorno. Existe una especie de huída hacia adelante, de pensamientos tras superar cada partido que rozan la evasión por esa querencia imposible de calibrar que es el ascenso a Primera División. Un domingo menos, pensamos para nuestros adentros. Y a veces nos olvidamos que, mirando hacia atrás, podemos encontrar significado a lo que somos ahora. A cómo sentimos y qué transmitimos.
Hablaré en tono general. Cuando menciono a la Unión Deportiva Las Palmas englobo a directivos, jugadores, entrenadores, periodistas, aficionados, en definitiva, a toda la sociedad grancanaria. La Unión Deportiva Las Palmas ha progresado de forma significativa en orgullo. Ha ganado la batalla al miedo, al temor, al qué será de nosotros tras un golpe tan duro como una pérdida de un ascenso. Ha sabido interpretar en un momento de extrema delicadeza la necesidad de levantarse después de un golpe fortísimo. Creo que ese pensamiento no desaparecerá hasta que se cierre la herida, que no se puede lograr de otra manera que estando en la misma situación. Volverán los fantasmas. Y cuando volvamos a rozar la Primera División regresará esa sensación angustiosa. Ahí demostraremos que la superación se ha logrado con la unión de todos, con la naturalidad de aceptar el fracaso y de luchar con honestidad por el mismo objetivo.
Este lunes se llegaba a la mágica cifra de los 15.000 abonados, más de un 50% de crecimiento de la masa de socios con respecto al pasado curso. En cada partido en el Estadio de Gran Canaria la afición está enchufadísima. Se siente partícipe de un sueño en regresión. Fue consciente de su papel fundamental en la promoción y ha entendido que desde la grada también se ganan partidos. Pone las pilas a los jugadores cuando es necesario y anima en los momentos de flaqueza. Una de las claves para estar arriba es convertir de tu estadio en un fortín. Y, por ahora, los números no dejan lugar a dudas.
La Unión Deportiva Las Palmas ha sabido entender que para ascender solo hay un camino: sufrir cada día como si te estuvieras jugando la vida. Así se ganó al Numancia este domingo. Creyendo que unidos nada podrá vencernos. Decía Andrés Iniesta —un tipo comedido, tímido, que cuando habla deja reflexiones más que interesantes— en una entrevista con el periodista Luis Martín en El País que «lo importante no es llegar al éxito, es disfrutar del camino». Hoy la Unión Deportiva Las Palmas es más fuerte, y aunque parezca una tontería, percibo que muchos no cambiarían ahora ni uno solo de los acontecimientos que han sucedido desde el dramático 22J por otros. Ya habrá tiempo de regresar. Es tiempo de disfrutar del camino con responsabilidad. Queda menos.
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por Miguel Hernández | Director de udlaspalmas.net
@mhernandez
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