Parafraseando al propio Sergio Araujo cuando el pasado mes de septiembre se negó a realizar una segundo test de alcoholemia, diciéndole en voz alta y en tono desafiante a los agentes de la Guardia Civil que “esto lo solucionará mi presidente”, eso es lo que muchos esperamos, que lo solucione Miguel Ángel Ramírez.
Y no me refiero a sus problemas con los cuerpos de seguridad del estado, sino con su situación personal. Ya no se trata solo de alejarlo del grupo por ser reiterados sus problemas, sino una ayuda profesional. Es más que evidente que el punta argentino tiene un problema que no quiere reconocer. Estamos hablando de algo grave que ya sufrió en el pasado y que en el presente no es capaz de hacer frente de manera solvente.
No soy quién para dar consejos, pero si su entorno no ha querido, no ha podido o no ha sido capaz de ayudarle, alguien debería liderar su ayuda. Mientras sea jugador de la Unión Deportiva el club debería poner toda la maquinaria a su alcance para que la persona –no el jugador, que ahora mismo casi es lo de menos–, no termine como muchos pensamos que puede terminar de no cambiar de hábitos y de amistades de manera radical.
Esto es para ayer, no para hoy… Está dejando su imagen y prestigio a la altura del betún y somos el hazmerreír de la España futbolística por algo totalmente inusual y lamentable. Lo que empezó indignando pasó a darme pena y ahora hasta lástima a pesar que él y su entorno se rían cuando se habla del tema… Lo preocupante, que cuando no se reconoce el problema es imposible poder abordarlo… Ojalá puedan algún día y no sea demasiado tarde.
por Rafa León
Redactor de Cadena Ser Las Palmas
Delegado en Canarias del Diario As
