¡A jugar!

Armando Vallejo

No, no se ha apoderado de mi cuerpo el espíritu del genial Joaquín Prat y su inolvidable «El precio justo». Es que se me ha quedado grabada en la cabeza la sonrisa de Jonathan Viera mientras era entrevistado este miércoles por mi compañero en Televisión Canaria, Alberto Rivero. Cara de niño, ojos alegres, respuestas frescas e ingenuas… Todos los futbolistas que saltarán el domingo al césped van a disputar el derbi, pero no sé cuantos de ellos van a jugar el derbi. Pocos, quizá solo uno. Jonathan Viera todavía disfruta del fútbol porque sigue siendo un juego para él. Un juego que se le da muy bien, y lo sabe. Mientras se le recordaba el ambiente hostil que se va a encontrar en el Heliodoro, se le iba iluminando el rostro, y al tiempo que respondía, era fácil deducir que se estaba imaginando el escenario. Y sonreía. Él quiere y a diferencia de la mayoría, además, puede.

La afición de la UD Las Palmas recibió un regalo tan inesperado como merecido cuando el joven canterano hizo su fulgurante aparición en los primeros partidos de la temporada. Ahora, pasada la bendita sorpresa inicial, los seguidores amarillos tienen derecho a creer en él. Existen jugadores nacidos para los derbis, como Cristo Marrero y Paquito Ortiz, Manolo Martínez, Siro Darino, Bruno Marioni, Marcos Márquez… Y luego, hay derbis nacidos para mayor gloria de unos pocos tocados por los dioses. El del próximo domingo ha enviado una invitación personal a un futbolista para que forme parte de la historia, y el mensaje ha llegado a su destinatario. Jonathan Viera ha confirmado su asistencia.

Por último, un mensaje cifrado para buenos entendedores, consejo incluido. Charlar unos minutos con Antonio de Armas o Juan Galarza, además de enriquecer, aporta importantes beneficios al organismo receptor, en especial, contra el «ombliguismo». Escuchándoles se gana perspectiva, porque, como depositarios de la memoria histórica de ambos clubes, son capaces de ofrecer una visión de conjunto de las decenas de años que contemplan a nuestros representativos. Ese saludable ejercicio produce dos efectos muy positivos. Por un lado, nos recuerda que somos gotas de agua que solo tienen sentido en la medida en que forman parte de algo más grande, páginas de un libro del que no somos ni prólogo ni epílogo. Y lo más importante, nos libera de responsabilidad para disfrutar del partido y de todo lo que lo rodea, más allá del resultado y sus consecuencias inmediatas.

Y ahora… ¡a jugar!

Por Armando Vallejo, periodista de la Televisión Canaria

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Más firmas del derbi canario

«Mi primer derbi», por JAVIER HERNÁNDEZ

«Excusa para ser felices», por MANOJ DASWANI

«Descafeinado y de muchas urgencias», por JESÚS IZQUIERDO

«Seamos de verdad, canarios», por JUANJO TOLEDO

«Un plato en la nevera», por RAMIRO ALDUNATE

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