Para derbies, los de antes



Pepe Alvarado

Se le conoce el término derbi, a todo encuentro futbolístico entre dos equipos cuyos seguidores o clubes mantienen permanentemente rivalidad deportiva.

Los encuentros entre chicharreros y canariones serán siempre un espectáculo completamente diferente al resto de derbis que se disputen en cualquiera de otras muchas disciplinas deportivas, como de igual forma es cuando los tinerfeños han visitado Gran Canaria. Y es que en el fondo siempre existe un fin deportivo todo ello adornado con los seguidores de ambos clubes que mantienen permanente la rivalidad deportiva.


Haciendo un poco de historia. La primera vez que se vieron las caras los dos representativos en Tenerife, se llevó a cabo en el partido que les enfrentó el 25 de abril de 1954 (Segunda División). En aquella ocasión el encuentro acabó con empate a cero, resultado este que le servía a los amarillos para regresar por segunda vez en su corta historia a la Primera División.

De este primer derbi, cuentan los historiadores, que el partido fue muy disputado y con muchos tintes de emoción a lo largo de los noventa minutos. Una emoción que se trasladaba no solo al césped, sino también a las gradas. Sería este primer enfrentamiento el constante desamor entre los dos equipos y sus respectivas aficiones a lo largo de todos estos años.

De las 23 visitas a Tenerife por parte de la escuadra amarilla, los grancanarios se han traído, dos victorias (Segunda División), una (Primera División), cinco (Copa del Rey) y una (Copa de La Liga).

La amplía estancia consecutivas de los amarillos (19 años) en la Primera División, hacen que los enfrentamientos entre tinerfeños y grancanarios, serán escasos, con algunos partidos como en la temporada 2001-02 en que se trae una victoria del recinto santacrucero (1-3), fue también la temporada en que los dos equipos terminan descendiendo a Segunda División. El dominio de resultados era para, pero las últimas estadísticas están favorables actualmente para el CD Tenerife. Desde la temporada 2002-03, último triunfo amarillo, 1-0 (Josu Uribe) en la segunda división, los tinerfeños se llevan el derbi.

¿SIEMPRE FUÉ ASÍ? Desde luego que no. Los medios de comunicación de la década de los sesenta no tienen nada que ver con los que existen en la actualidad. Por un lado, la prensa escrita (Diario de Las Palmas, Hoja del Lunes) reflejaba en sus páginas con gran despliegue fotográfico y la crónica del partido. Y por otro, la radio (Pascual Calabuig, Segundo Almeida, Antonio Cruz, Fernando Díaz Cutillas, etc), medios por el que se podía seguir el partido desde aquí, y que se seguía con gran entusiasmo en todos los rincones de Gran Canaria.

Luego estaban los aficionados amarillos que querían disfrutar del partido en vivo. desde la década de los 60 habían seguidores amarillos que no querían perderse un partido de tanto calibre, y menos si era un derbi Tenerife-Las Palmas. Fácilmente podían reunirse un grupo de ellos, entre trescientos y cuatrocientos aficionados.

El barco Vicente Puchol, en una travesía Las Palmas de Gran Canaria - Santa Cruz de Tenerife

Y de verdad que el trayecto no era ni cómodo ni agradable para los decididos aficionados, que sufría las consecuencias de la travesía. Pero, todo se compensaba por estar cerca de su equipo. Muchos de estos aficionados salían del puerto de La Luz la noche del viernes en el vetusto Vicente Puchol (1910), barco de una sola chimenea y que pertenecía al Cia Trasmediterranea SA. Buque que sería posteriormente retirado y desguazado en 1964.

Tras un trayecto de diez horas de navegación, los aficionados amanecían en Santa Cruz de Tenerife el sábado, día que aprovechaban para ver la Isla y de paso saborear la cocina local de los municipios tinerfeños.

El bocadillo de hígado embarrado era el menú más solicitado, que incluso guardado en papel basto, para luego el descanso del partido dar cuenta de él. Una pensión situada en la céntrica calle Castillo y de otras cercanas, era el lugar de concentración de la mayoría de ellos. Con una cantidad aproximada de 250 pesetas de la época.

Para hacerse con una localidad y ver partido, todos iban a ciegas, pero sin el problema que existe en la actualidad para hacerse con una de ellas. La pensión en situada en la calle Castillo era el lugar para pasar la noche. Con cerca de 300 pesetas (1,8 euros) de la época daba para estar allí todo el fin de semana hasta el regreso tras el partido (16:00) y embarcar por la noche rumbo a Gran Canaria y arribar el lunes por la mañana.

El ambiente de la época era también como el actual, con piques de un lado y de otro, pero sin llegar más lejos, con algún conato de movida y poco más. Los más atrevidos (canariones), lucían bufanda y alguna prenda que les identificaban. Éstos últimos eran doblemente recriminados.

La fiesta del futbol canario está servida, esperemos disfrutar todos del derbi. Que el juego limpio prevalezca ante todo lo demás. Los aficionados que tengan pensado en otra cosa que no sea ver fútbol, que se queden en sus casas, que lo podrán seguir por tv, radio, online y la prensa escrita especializada.

Lo dicho, para derbies, los de antes, y como en todos ellos, no hay favoritos.

Por Pepe Alvarado, periodista deportivo

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