Recomponiendo el puzzle, por Francisco MAYOR



Hace dos semanas que empezó la pretemporada y a la llegada de dos fichajes contrastados, Nauzet Alemán y Deivid, se le han sumado otros dos, de corte más “exóticos” y de escasas referencias para cubrir puestos del equipo que se antojan imprescindibles mejorar.

Un nigeriano, Macauley Chrisantus, cuya fama precede de su éxito en la participación en el Mundial Sub-17, donde llegó a ser Bota de Oro del torneo. Su paso posterior por ciertos equipos de postín en la liga alemana ha pasado más desapercibido, ya que apenas ha debutado en la Bundesliga, y probablemente ha sido fichado por la UD como una apuesta, norma de la casa, porque cumple exactamente con el perfil que el técnico cree que necesita. Es corpulento, juega como referencia de ataque y mete goles. Conociendo las necesidades del equipo, puede ser a priori un acierto su fichaje, algo que ha de refrendar el propio jugador; por otro lado, otro joven futbolista, colombiano y defensa, Jeison Murillo, también llegará a la Isla a completar el cuadro de centrales, en este caso como cedido. También corpulento, parece bueno en jugadas a balón parado, y tiene margen de mejora.

Más allá de la calidad que se les presuponga, y del margen de evolución que puedan tener, parecen ser objetivos que ha avalado el joven técnico Sergio Lobera. Este entrenador, de ideas firmes y que ofrece gran seguridad en su discurso, al decir de los jugadores y por lo que ha ofrecido en sus escasas apariciones en los medios, sabe contagiar esa seguridad en el entorno y, hasta ahora, se refleja mucha ilusión en el entorno de cambiar la dinámica de los últimos años. No es imprescindible estar a la última en las innovaciones tecnológicas para conseguir el objetivo; ni siquiera tener claro las necesidades a reforzar: al final, todo dependerá de que la pelotita entre en la red. Pero sí es cierto que era necesario para el entorno cambiar el discurso y ofrecer objetivos distintos.


Curioso que ello ocurra en medio de esta depresión económica, donde cualquier factor se ve alterado por las circunstancias actuales. Sin dinero por patrocinios —ni los comprometidos por el Gobierno de Canarias, ni el sempiterno de las entidades bancarias, ni otras empresas que se ven imposibilitadas dada la coyuntura económica que nos arrastra—, el Club se traza mayores objetivos, demandados, eso sí, desde hace años por parte del entorno.

La apuesta decidida por la cantera desde hace varios años ha dado cierto respiro, como el traspaso de Jonathan Viera, o el de apuestas hechas en su momento, como Salomón Rondón, del que aún se espera caiga alguna pedrea. Pero además, ha supuesto que cada año se confirmen varios jugadores en el equipo titular, formándose de esta manera una filosofía muy cercana a nuestra identidad como Club. A ello hay que unir el saber recuperar a jugadores de la tierra que ya vivían su particular diáspora, y que han venido en el apogeo de su carrera, como Javi Castellano, Momo, Deivid y Nauzet Alemán. Lejanos quedan aquellos tiempos en los que el canario venía a retirarse en el club de su tierra, cuando ya no rendían a su máximo nivel.

Pena que Vitolo no lo vea claro. Quizá el año que viene no se quiera ir porque estemos en Primera y entonces éste será el Club de toda su vida, pero por si insiste, debe entender tanto él como su entorno que esto es una empresa. ¿Que te quieres ir? Pues paga.

por Francisco Mayor

 @fmayors

Más artículos de Francisco Mayor