Ver un partido de la UD Las Palmas se está convirtiendo en una profesión de riesgo. Hay que reconocer que, por regla general, son bastante divertidos, sobre todo si eres un espectador neutral. Hay ocasiones, bastantes goles, alternancia en el dominio y mucha calidad sobre el césped. Pero casi no hay control. Y eso lo están pagando los corazones de los aficionados amarillos.
Ya se ha hablado largo y tendido de que el estilo de juego implantado por Lobera da preferencia a la verticalidad antes que a la posesión y que eso viene dado por el tipo de futbolistas que abunda en la plantilla, especialmente del centro del campo en adelante. Todo eso tiene su contrapeso a la hora de defender: el equipo sufre mucho. Concede bastantes ocasiones al rival, muchas de ellas muy claras, lo que suele convertir los partidos en correcalles en los que puede pasar casi cualquier cosa.
¿Pero por qué no suelen pasar esas «cosas»? ¿Por qué sale ganando casi siempre la UD Las Palmas? Hay varios aspectos que lo explican. El primero, la portería. Mariano Barbosa es uno de los mejores porteros de Segunda División. Lo lleva siendo varias temporadas, independientemente de la cantidad de goles que recibe. Por si fuera poco, Raúl Lizoain ha demostrado que si tiene que sustituirlo, lo puede hacer igual de bien.
Otro aspecto clave son tres jugadores: Murillo, Devid y Hernán. A la UD Las Palmas, como consecuencia del juego directo que practica, le cuesta construir una defensa sólida desde el punto de vista táctico. Los rivales suelen encontrar bastantes espacios a la espalda de Nauzet Alemán y los laterales para salir al contragolpe. Pero los golpes del rival son amortiguados por la calidad defensiva de los tres jugadores nombrados anteriormente, cuya colocación en el campo suele ser brillante, no menos que su capacidad para robar en el uno contra uno. Son ellos tres lo que sostienen la defensa amarilla en muchas ocasiones.
Pero si hay un motivo por el que la Unión Deportiva Las Palmas esté saliendo beneficiada casi al final de los envites de los últimos partidos, ese es sin ninguna duda la convicción de que pueden ganar y, como consecuencia a medio plazo, ascender. Puede parecer una perogrullada, pero se necesita a un grupo de futbolistas muy convencido de sus posibilidades para seguir insistiendo en la victoria en situaciones en las que muchos equipos darían por bueno el empate. Además, Las Palmas es consciente de que tiene mucha calidad arriba, confía muchísimo en sus atacantes, y por eso no le importa recibir golpes del rival durante los noventa minutos: sabe que, tarde o temprano, le va a llegar su oportunidad. Y si no, puede que le eche una mano el portero rival.
por Darío Ojeda
@DarioOjeda
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